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lunes, 23 de noviembre de 2015

La apuesta por la profesionalización de la gestión en la Comunidad de Madrid: Un hecho histórico…pase lo que pase

(Tribuna El Primer Lunes… Sanifax 2 de noviembre 2015)

Otro nuevo lunes primero de mes y otro mes que pasa de este convulso 2015. Como suele pasar los octubres y noviembres suelen venir plagados de actos, decisiones o actuaciones que los hacen muy interesantes. Un tanto cargado para los medios de comunicación. Tanto es así que en este medio, es la sección “avispero” (la última en orden documental pero de las primeras a la hora de leer el Sanifax…reconozcámoslo…), se pedía aquello de “¡¡¡organización!!”. Propongo un comité organizador de agendas para actos en el sector de la sanidad…ahí lo dejo.
Hemos leído este mes que aumenta la demanda de asistencia sanitaria, los médicos en pie de guerra aprovechando que el Guadiana pasa por las elecciones, las enfermería buscando un nuevo marco de actuación y un modelo diferente de organización, centrado en la cuestión de la prescripción (desde mi punto de vista no es el tema más crítico ni la cuestión clave)… y con la guerra montada también contra un gobierno que estaba entre la espada y la pared en el asunto de la prescripción enfermera.
Aunque quizás entre lo más trascendente que ha acontecido se encuentre el acuerdo al que han llegado los partidos políticos de la Asamblea de la Comunidad de Madrid para legislar la profesionalización de la gestión sanitaria. Lo meritorio es que además es a propuesta de la oposición. Me congratulo por ello, consciente de que lo ocurrido es sólo el principio, pues queda mucho por ver y mucho por desgranar, obviamente Pero hay un principio de remar todos juntos hacia un fin que la unanimidad de la Asamblea lo ve prioritario.
Y me congratulo también porque no podemos seguir presenciando como los gestores de nuestras organizaciones sanitarias dependen del color de los votos para seguir o no ejerciendo su trabajo, desperdiciándose toda la experiencia acumulada.
Porque la función directiva es un puesto esencialmente técnico que requiere de unos conocimientos, disciplinas y habilidades que están englobados en lo que se puede denominar las ciencias empresariales, o del management (¡Qué admirable habilidad tienen los anglosajones para decir mucho con pocas palabras!), que son las que se aplican en la gestión de las organizaciones sanitarias, con independencia de su titularidad pública o privada.
Hechas las merecidas alabanzas al hecho permítanme empezar a pensar en la letra pequeña… o al menos no tan gruesa. Y de esa reflexión surgen los primeros interrogantes: ¿Cuáles van a ser los criterios objetivos que determinen cual es el mejor gestor?¿Van a ser los mismos para todos los tipos de centros?¿Se van a considerar factores básicos de un buen gestor como son sus habilidades (liderazgo, gestión de equipos, delegación, comunicación interpersonal.. y un largo etc)?¿Cómo se refleja esto en una ley?¿Va a seguir manteniéndose ligar la posibilidad de ser director a tener algún tipo de formación universitaria muy concreta?¿Y a ser funcionario de carrera?¿Y qué va a  pasar con los gestores actuales?¿tendrán que pasar revalida?.  Y si hablamos de mayor independencia de gestión, ¿es posible en el marco legislativo actual? ¿Habrá que modificar otras normativas para poder hacerlo efectivo?...
No me gustaría se me entendiera esta reflexión desde el negativismo por puntualizar la complejidad de las múltiples aristas que el reto de la profesionalización supone. Quiero por ello insistir en mi felicitación por la iniciativa y por el consenso en la Asamblea de Madrid. Y deseo que continúe cuando se llegue a la letra pequeña. Es mucho presupuesto el que se gestiona desde un despacho de un directivo de una organización sanitaria, con una responsabilidad altísima sobre miles de profesionales en los hospitales más grandes (cientos en los más pequeños), con la responsabilidad última de la asistencia que se le presta a miles de ciudadanos… y todo por una contraprestación económica que dista mucho de ser proporcional a ello.
Una recomendación si se me permite para despejar interrogantes y seguir avanzando todos en la misma dirección: pregunten a los equipos directivos. Les puedo asegurar que hay bastante quorum en lo que debe hacerse, con independencia de los colores políticos, porque la gestión de los centros sanitarios no lo tiene. Con seguridad también se congratulan de esta apuesta, y estarán tan ilusionados como expectantes a que estas incógnitas se vayan despejando. Y que de paso, como se suele decir, que cunda el ejemplo.

Antonio Burgueño Jerez

martes, 3 de marzo de 2015

LA GESTION Y TRATAMIENTO DEL ENFERMO CRONICO: UN PUNTO DE VISTA HUMANISTA

(Publicado en Sanifax 2 de marzo 2015)

Otro lunes primero de mes y más de lo mismo. Con pocas variaciones la verdad, más con la vista puesta en el festival electoral que tenemos por delante que otra cosa. Este mes quiero destacar la jornada que sobre las enfermedades crónicas hemos celebrado en NUGESAN en el Hospital de Fuenlabrada, y que este medio ha dado amplia cobertura, cosa que como miembro de la Junta Directiva de dicha asociación, y aprovechando esta tribuna, quiero agradecer públicamente.

Después de escuchar las interesantes ponencias, y después de los enriquecedores debates, mi conclusión es que la cosa va, que se hacen esfuerzos por orientarnos y gestionar los pacientes crónicos, pero tal vez por la rigidez del sistema (por sus normas y sobre todo por sus costumbres) vayamos demasiado despacio y sobre todo sin un camino claro. Que tenemos unos objetivos muy altos y que quizás los pasos para llegar deben ser más cortos, pero también más rápidos. Hablamos de integrar estructuras cuando lograr una efectiva coordinación ya es un logro importante.

No voy a entrar de lleno en el tema pues necesitaría un número especial de Sanifax y algo más. Y mucho se escribe ya sobre el tema. Pero si quería puntualizar una cuestión: Se habló mucho, y se habla, de la participación del paciente. Obvio, sin su voluntad y esfuerzo poco se puede avanzar. Percibo que se habla de él con cierta frialdad, como un ente sin alma al que hay que enseñar a tratar mejor su cuerpo para no enfermar o cuidarlo mejor para cuidar su enfermedad, sin pararnos a considerar su realidad social, sus sentimientos, sus preocupaciones, que condicionan su forma de afrontar su enfermedad en caso de que caiga en ella.

No digo que los clínicos no lo hagan, pues me consta que su sensibilidad hacia este tema es mayor que la que se reflejan en los planteamientos organizativos y de gestión. Es necesario considerar en el diseño de la gestión de la enfermedad la gestión del factor emocional en las enfermedades crónicas. Ayudar al desafío mental y emocional de encajar una merma progresiva de salud de la cual muchas veces no hay cura, reducir incertidumbres asociadas a la enfermedad, apoyarle en los cambios en los estilos de vida, adaptarse a limitaciones físicas, en el esfuerzo de disminuirlas, en momentos que los sentimientos negativos llegan por progresos lentos o tal vez empeoramientos, requieren de tener las estructuras y los equipos adecuados. De no hacerlo todo aquello del empoderamiento del paciente y todo esfuerzo clínico que se quiera hacer, no voy a decir que sea inútil, pero seguro que no todo lo productivo que deberían ser.

No nos olvidemos pues de la parte humana en la gestión de los pacientes crónicos. De apoyar al ser humano entendiéndolo como persona enferma, comprendiendo su realidad y su entorno. Seamos humanistas desde la propia gestión y pongámoslo en el eje de las decisiones. “El humanismo no es una virtud que deba aplicarse sobrepuesta a la medicina. Le es consustancial. La medicina debe constituir un modelo de humanismo para nuestros tiempos”… se puede leer en la web de la Real Academia de Medicina Francesa.

La medicina actual compagina las mayores cotas de eficacia de toda la historia de la humanidad en el tratamiento de las enfermedades y sus consecuencias. Y aun así se desarrolla en una sociedad en la que la queja mayor es la deshumanización. Extraña paradoja…o no tanto. Cualquier planteamiento de mejora que se haga no debe olvidarse de esta cuestión, si quiere de verdad dar respuesta y estar legitimada ante la sociedad en general y de las personas enfermas en particular, sobre todo si la enfermedad es, tal vez, para toda la vida…o crónica como la solemos denominar.



Antonio Burgueño Jerez

lunes, 1 de diciembre de 2014

HAY QUE POTENCIAR LA INICIATIVA PRIVADA EN LOS SERVICIOS PÚBLICOS: MAS PARTICIPACIÓN CIUDADANA, AHORA TAN DE MODA

(Publicado en Sanifax, 1 de diciembre de 2014)

Otros lunes primero de mes, y esta vez el último de un año donde fundamentalmente ha habido más de lo mismo, con alguna excepción. Por ejemplo, los presupuestos sanitarios el año que viene vienen a incrementarse de manera generalizada. Parece que para eso si ha habido consenso sin necesariamente hablar del asunto, pues el lenguaje común de las elecciones por un lado, y unas cuentas más ordenadas y controladas en general, permiten tomar esa decisión. Sea por lo que sea, es una buena noticia, que deseo no sirva para relajación y no olvidar que hay que seguir dando vueltas en el terreno organizativo y de la planificación de servicios y su gestión para lograr más eficiencias. Hay mucho margen de mejora, siempre lo hay, por muy eficiente que se sea, hay que darle siempre otra vuelta más. Reflexión esta que se basa en el principio de mejora continua huyendo de palabras rimbombantes.
En ese proceso mejora debería haber más participación ciudadana. No puedo estar más de acuerdo con quien así lo manifiestan. Pero la participación a lo que me refiero se centra en el ámbito empresarial, pues no dejan de ser entidades y organizaciones sociales, con un papel fundamental en la sociedad e integradas por personas que forman lo que ahora gustar llamar la ciudadanía. Y la participación que reclamo no es solo en decir “que hay que hacer”, sino en participar más en hacerlo. Es decir, incrementar la colaboración público-privada, o público-sociedad, o público-ciudadana, si se prefiere.
Pero debe hacerse desde un cambio de mentalidad de los entes sociales de carácter productivo llamadas empresas. Hay que pasar de una cultura que desde las mismas se tomen iniciativas para sumarse a ellas, a empujarlas, a liderarlas. No estoy hablando de influir en las decisiones de los gobiernos mediante conversaciones y exposición de ideas, que ya se hace (y eso no es malo en esencia). Hay que pasar a proponer proyectos concretos llevando la iniciativa, cosa esta completamente legal para cierto tipo de proyectos.
El artículo 128.5 del Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público, es muy claro: “Se admitirá la iniciativa privada en la presentación de estudios de viabilidad de eventuales concesiones…” y a partir de ahí describe el procedimiento para proceder a ello. Más adelante aclara además que en justicia deberá reintegrarse el esfuerzo económico de la iniciativa en caso de no ser adjudicatario final, y en caso de aceptación de la iniciativa.
Esta figura que ya se venía reflejando en el texto anterior supone un tremendo avance en tanto en cuanto vehiculiza lo que antes no podía, en principio, hacerse. A título anecdótico, un buen amigo y letrado siempre dice que es lícito colaborar con la Administración pública a título de “buen ciudadano”, figura aplicable en aquellos casos que no se pretende un contrato o contraprestación posterior, cosa que evidentemente no suele ocurrir.

La presentación de estudios de viabilidad por iniciativa privada puede ser una perfecta estrategia comercial, si se me permite la expresión, pues los riesgos asumidos por esta vía, sea o no aceptada finalmente, no son menores que los que se asumen ante las propuestas que se realizan a otras empresas cliente. Es además una extraordinaria estrategia competitiva en tanto en cuanto es difícil de imitar, pues requiere de un profundo conocimiento de la realidad política y de la administración pública, y no pocas veces de encontrar los socios adecuados, además de ser lo suficientemente creativos para desarrollar una idea, conceptualizarla y llevarla a proyecto.

Antonio Burgueño Jerez

lunes, 3 de noviembre de 2014

REFLEXIÓN A PROPÓSITO DE LOS PROTOCOLOS, PROCESOS, ETC Y SU APARENTE CONFRONTACIÓN CON LA INNOVACIÓN

(Tribuna "El primer lunes", Publicada en Sanifax 3 de noviembre de 2014)

Tengo por costumbre escribir en esta tribuna de primer lunes de mes sobre algún tema destacado del mes anterior. Sin duda el tema estrella esta vez ha sido el virus ébola.. Pero para tranquilidad de los lectores de esta tribuna no voy a escribir sobre ello, directamente al menos. 

Durante este mes hemos oído una y otra vez hablar del protocolo. Confieso que jamás había visto tanto interés por el mismo ni entre los propios sanitarios, ni gestores, ni pacientes… es como cuando todo el mundo hablaba de la “prima de riesgo”…

Por un lado me sorprende, por otro me preocupa y por un tercero me congratula. Me sorprende porque siempre ha habido un debate entre si la praxis médica es protocolízable o no, si es ciencia o es arte o un poco de cada cosa. Y me preocupa porque el protocolo se está utilizando, mediáticamente al menos como arma arrojadiza (o defensiva según se mire). Y me congratula que gracias a su diseño y aplicación la gestión de esta crisis esta clarísimamente bien enfocada

El fin de todo protocolo es estandarizar y coordinar la acción de los profesionales, evidentemente. Hace ya un tiempo mantuve una interesante conversación sobre la aparente confrontación entre estandarización, creatividad e innovación, que realidad son compatibles y complementarias. La respuesta, como así expreso mi contertulio, está en la música. 


El argumento está lleno de lógica: No hay muchas actividades del hombre más llena de arte y de orden que la música. La creatividad no es consecuencia de una inspiración divina en ningún caso. Es fruto de un aprendizaje y de un esfuerzo riguroso y metodológico, entre otras cosas. Fruto de ese orden surgen las genialidades, porque, parafraseando a Ramón y Cajal una genialidad es saber poner en valor y sacar a la luz algo que está ahí y nadie supo ver. ¿Alguien puede discutir la genialidad de D. Santiago y su esfuerzo y perseverancia?

Mucho se ha escrito sobre si la práctica de la medicina es ciencia o es arte, y es entiendo que es ambas cosas. Y la ciencia sin método no puede ser considerada como tal. Y el arte es el cómo hacer que requiere, como tocar un instrumentos mucha práctica y un aprendizaje de habilidades que se me antoja infinito. Parafraseando una vez más a Dr. Ramón y Cajal, el que quiera aprender una habilidad que se prepare a años de entrenamiento. Exactamente igual que la música.

Las organizaciones sanitarias hoy en día son complejas (como las orquestas) y si cada uno escribe su partitura y la interpreta a su manera lo único que conseguimos es hacer mucho ruido. ¿Cuánto cuesta cada decibelio de más (es decir, el despilfarro)?

Y es que este es uno de los grandes retos de la sanidad: transformar a las organizaciones para que puedan dar respuesta a las necesidades de salud de la población, haciéndole a cada persona, desde el síndrome o antes de él (Prevención), todo lo que hay que hacerle cuando hay que hacérselo. Es decir, evitando despilfarros. Esa es a mí entender la verdadera calidad.

Esa organización debe estar por tanto centrada en el proceso persona. No digo paciente, pues “cuando alguien va al médico no está enfermo, se siente enfermo” (D.Pedro Lain Entralgo Dixit). Importante reflexión pues determina si el itinerario hay que enfocarlo a la curación, a la prevención o a simplemente escucharle. 

Aunque el proceso de salud a seguir por el paciente es consecuencia directa, entre otras cosas, de la eficiencia de las decisiones clínicas que lo van determinando, su eficiencia viene determinada por la de los diferentes procesos organizativos. El itinerario que cada paciente realiza por el sistema de salud en general, y de cada organización en particular, si se me permite la expresión, no es, en última instancia una decisión de él, sino de los diferentes clínicos que actúan a modo de guías asistenciales.

Sin duda el concepto es fácil de entender pero difícil de aplicar si tenemos en cuenta que supone reinventar la organización sanitaria y sus procesos. Hay que dejar de organizarse entorno a especialidades y hay que hacerlo hablando de problemas concretos: espacios integrados como puede de ser, por ejemplo, el de la diabetes donde se reorganicen los profesionales entorno al fin, y no al revés. Y hacerlo además de manera integrada con lo que se vienen llamando los servicios sociales, como decía en el encuentro Economía y Salud el pasado dia 30 D. Cesar Antón, Director General del IMSERSO en la actualidad. 

Al fin y al cabo, es uno de los grandes retos: gestionar la demanda de manera unificada, y hacerlo desde la visión de la salud, integrando en un lo que se llama social y lo sanitario. Sinceramente cada día veo más difícil donde colocar la línea divisoria. 


La estandarización además aporta rigor metodológico y redunda netamente en la confianza, a todos los niveles: la del propio profesional, la del equipo, la de la organización y la del paciente. Porque el rigor y el orden metodológico es percibido por los pacientes. 

Trabajemos pues en homogeneizar partituras y mejorar el sonido de nuestros conciertos y evitar distorsiones mediante una variabilidad menor de las decisiones que sobre el itinerario del paciente se tomen, lográndose un uso mejor de los medios disponibles. Y concienciémonos todos de la importancia de asegurarnos que estamos tocando sin desafinar, sabiendo lo trascendental del papel de cada uno en la orquesta. 

Antonio Burgueño Jerez

domingo, 22 de diciembre de 2013

NUEVOS RETOS EN LA GESTION DE LA SANIDAD ESPAÑOLA


 
Hace unos meses, escribí un artículo en el diario digital Madrid Actual titulado El futuro de la sanidad española, en el que hablaba  de la politización de las medidas tomadas en el ámbito sanitario y la necesidad de implementar reformas valientes para combatir las ineficiencias y seguir aumentando la calidad de nuestro Sistema Nacional de Salud.
Como conclusión terminé escribiendo No  cuál será el futuro de la sanidad en España. Sin duda, si no aplicamos reformas como las anteriormente citadas, seremos los responsables de haber asesinado un sistema excelente en calidad asistencial, ejemplo de muchos países.
Hoy, unos meses más tarde de la publicación de aquel artículo y después de muchos estudios, debates, investigaciones y coloquios, puedo decir que sé por donde tiene que pasar el futuro de nuestro sistema sanitario. El futuro de nuestra sanidad tiene que pasar por profesionales valientes, implicados en el desempeño de su trabajo, con espíritu reformista e inconformista y con ganas de modernizar nuestro sistema sanitario.
Pues bien, para mí es una alegría contar que he encontrado un gran grupo de profesionales, en este máster que acaba de terminar (Executive MBA en Gestión del Sector de la Salud en CEU Business School), que cumplen con  todos los requisitos que anteriormente he citado. Personas jóvenes, valientes, con un espíritu crítico admirable y con los conocimientos y la formación necesarios para emprender un gran camino de futuro.
Es un honor contaros que estos profesionales se han unificado en la Asociación Científica NUGESAN (Nueva Gestión Sanitaria) y han confiado en esta humilde persona que os escribe para presidirla.Entre los objetivos que perseguimos está el de difundir, comunicar y ser partícipes en los avances en la gestión del sector de la salud entorno a unos pilares muy claros: nuevos modelos de gestión,potenciar el cuidado del paciente crónico en un ambiente sociosanitario, contribuir en el desarrollo de la e-health y el uso de las tecnologías de la información y comunicación para garantizar la máxima calidad y dotar de eficiencia nuestro Sistema Nacional de Salud.
Dentro de unos meses os informaremos de nuestro primer gran reto, que es la organización de unas jornadas sobre gestión sanitaria, en una ciudad tan especial como Toledo, en las que pretendemos aglutinar estudiantes y profesionales implicados en la gestión y dirección sanitaria española y queremos que sirvan para crear una tormenta de ideas y pensamientos revolucionarios, imprescindibles para la modernización de nuestro sistema nacional de salud.
Me despido de vosotros no sin antes agradecer a la Fundación pro Humanización y Eficiencia en la Sanidad y al presidente de su patronato, Antonio Burgueño Jerez, por darnos todo su apoyo y por dejarnos este espacio para transmitiros nuestro humilde punto de vista.
 
Diego López Llorente
Licenciado en Odontología
MBA en Gestión Sector Salud

lunes, 2 de diciembre de 2013

INTENTANDO ENTEDER EL ESPINOSO TEMA DE LOS RECURSOS HUMANOS EN SANIDAD: CUANTO MÁS… MENOS

Publicado en Sanifax, Lunes 2 de diciembre 2013

Cuanto más estudio sobre la cuestión de los recursos humanos menos entiendo. Y no es que esté saliendo de mi ignorancia, que también. Esto es de locos. Me explico.
Este tema sigue candente, y seguirá, pues es uno de esas cuestiones que, como se dice vulgarmente, “a ver quien le pone el cascabel al gato”… Esperemos que se lo pongamos entre todos porque si no vamos listos. De ahí mi insistencia en el asunto.
En cuanto a lo que se refiere a cuantía de “mano de obra”, hemos sabido este mes que la plantilla del Sistema Nacional de Salud ha alcanzado su menor cifra desde 2009, con un total de 483.000 empleos en julio de 2013 (en términos redondos), frente a los 505.000 de Enero de 2012. Esto parece coincidir con lo que viene reclamando la OMS a España, pues también se ha publicado que nos demandan un Plan Nacional de Recursos Humanos, bajo la hipótesis de que tenemos sobrecarga profesional con respecto al resto del mundo. Mientras que el mínimo está en 59,4 por 100.000 habitantes, en España estamos en 92,9. Un plan nacional, total nada, cuando cada autonomía tiene potestad para tomar decisiones en esta materia se me antoja complicado, si bien no imposible.
La OMS también concluye que tenemos un ratio enfermería-médico deficiente, en comparación con el resto del mundo. Es decir: debería haber 2,8 enfermeras por médico y tenemos 1,3. Ante ese dato, ¿qué ha ocurrido?, pues que alguien ha echado la cuenta de que nos faltan 108.000 enfermeros en España. Y se han quedado tan a gusto. Vamos por partes que aquí sí que me pierdo:
-          Me pregunto: ¿No puede ser que la causa sea que sobran médicos y no que falte enfermería? Pregunta para la reflexión y, sobre todo para estudiarlo con detenimiento.
-          ¿Es compatible dicha falta y los niveles asistenciales que se supone que tenemos en este país y que tanto presumimos? No vale la respuesta fácil de que tenemos unos enfermeros buenísimos, muy profesionales y muy comprometidos. No teniendo absolutamente ninguna duda de ello, los del resto del mundo considero que están, en términos generales, al menos a la altura de los nuestros.
-          Dicha carencia ¿Habla de lo modelos organizativos actuales o se hace bajo unos escenarios asistenciales en consonancia con los retos que ya están encima de la mesa? Y, en caso afirmativo, ¿bajo qué modelos?
A todo esto, leo también en diferentes medios que el sector reniega del modelo estatutario. Representantes de la OMC, de CESM, SEDISA, Comunidades Autónomas entienden que el marco legal ya ha cumplido su función.
Mientras tanto el Consejo asesor del Ministerio sigue trabajando en sus propuestas de Recursos Humanos. Buscando algo de luz, he necesitado releer el borrador de informe de dicha comisión publicado apenas hace dos meses, a modo de Libro Blanco y con la colaboración de la Universidad Rey Juan Carlos. No sé si he hecho bien, pues se incrementa mi caos mental: Reconociendo que ponen encima de la mesa cuestiones cruciales para afrontar el desafío de los recursos humanos, desde la perspectiva de las ciencias empresariales y de la dirección de empresas, que es la mía, no es concebible que haya que regular por ley cuestiones que son del ámbito de la gestión: Motivación del personal, trabajo en equipo, el sentido innovar, cercanía al paciente, responsabilidad ante los resultados, ética y valores, confianza, evaluación de competencias, comunicación médico-paciente, etc.
Es contraproducente a los principios más elementales de la buena gestión, que debe estar basada en el liderazgo y la participación.
Por otra parte, algunas de estas cuestiones son de índole del comportamiento personal en el trabajo. Otras son herramientas y aspectos que deben estar en el ADN de la gestión y que jamás debe imponerse a modo de normativa y, aún menos desde un Decreto Ley. Con todos los respetos: buenas intenciones, buenos planteamientos pero el camino es equivocado.
Todo ello es consecuencia de la politización de la gestión de las organizaciones sanitarias, que no de la Sanidad, pues la misma no deja de ser una cuestión política en su esencia. Y desde la política debe darse el marco adecuado. Nada más, y nada menos.
Si la política sale de ahí, de establecer marcos de desarrollo, nos encontramos con situaciones tan pintorescas como debates políticos sobre gestión clínica, la cual también ha estado en el candelero este mes. En este asunto estoy tremendamente perdido, lo reconozco. Compré en 1.997 un libro escrito en 1993, con planteamientos de gestión nacidos al menos 20 o 30 años antes titulados “gestión clínica Manual para médicos y enfermeras y personal sanitario”. Como curiosidad, me costó 3.350 pesetas. En el 2013 debe ser que ya no sirve, pues estamos retomando y reinventándola. Prometo reestudiarme el asunto, por aquello de ir buscando la luz del saber.

En fin, seguiremos hablando del tema de los Recursos Humanos, de las personas, pues es lo que somos. Asumo el riesgo de resultar pesado, pues a mí, como a otros muchos, nos preocupa sobremanera este tema. O “cogemos el toro por los cuernos”, con la responsabilidad y la seriedad que se merece o veo complicado sostener la sanidad en la que todos creemos: pública, universal, y sin tener que pagar directamente por su uso. Disculpen que no ponga “gratuita”, porque nada es gratis en esta vida.

Antonio Burgueño Jerez
burjerez@enclavesalud.es

domingo, 17 de noviembre de 2013

EL DESAFIO DE LA GESTION DE PERSONAS. A DEBATE EN EL CONGRESO DE PACIENTES




Esta semana se celebra el 7ª Congreso Europeo de Pacientes, Innovación y Tecnología organizado por el Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social. He de agradecer al mismo la confianza que han depositado en mi sus responsables para organizar y moderar una mesa sobre gestión. El tema elegido es la Gestión de las Personas.

He de agradecer también a los ponentes que han aceptado participar en esta mesa, pues su profesionalidad, conocimiento y experiencia garantizan una interesante reflexión y debate.  Adjunto enlace al programa.


El tema ha sido elegido no por casualidad. Este es uno de los retos pendientes de las organizaciones sanitarias. o más bien el desafío, por diferentes motivos:

- Son las personas las que tienen que ganarse la confianza de los pacientes en articular y de la sociedad en general.
- Suponen entorno al 50% del gasto en Sanidad.
- Eficacia y productividad en la prestación de los servicios asistencias
. Confianza de la población en la organización sanitaria
- Optimización de los procesos asistenciales de los pacientes
- Optimización de los consumos.

De las decisiones de los profesionales y de su correcta organización depende tal vez el 80% del gasto sanitario total. Las ciencias del management (con perdón del anglicanismos, pero hay palabras de dificil traducción al castellano so pena de su reducción en su significado) suponen la implementación de sistemas y políticas se gestión de las personas para el logro de los objetivos organizacionales, y que deben alinearse con los objetivos estratégicos de la organización.

Todo sistema tiene una serie de elementos que constituyen su estructura necesaria para que funcionen. En el caso del sistema de recursos humanos, sus elementos estructurales son:

- Políticas y criterios de selección
- Diseño organizativo, de puestos y funciones
- Sistemas de desarrollo de las personas
- Cultura y valores corporativos
- Políticas de gestión de la comunicación interna.
- Políticas de retribucíon
- Desarrollo Profesional

Todo ello debe hacerse dentro de los diferentes marcos normativos y organizativos. los cuales marcan las regla del juego, y que dentro del Sistema sanitario debemos contemplar tres principales:  marco público, privado y concesional. Este último, si bien su marco normativo es el privado, sus objetivos y circunstancias la hacen diferente a la hora de implementar sistemas de gestión de personas.

Antonio Burgueño Jerez





lunes, 4 de noviembre de 2013

LAS LEYES DE PARKINSON… ¿SIGUEN VIGENTES?

(Publicado en Sanifax 04 noviembre 2013)
Nuevo mes y más de lo mismo. Los múltiples foros que para hablar del sector proliferan en estas fechas siguen en debates cuyo contenido, salvo excepciones, se repiten año a año: Gestión pública o privada, insuficiencia financiera, innovaciones en uno u otro sentido…

Sin embargo, sería bueno un mayor debate sobre la verdadera lacra para la viabilidad de nuestro sistema sanitario: La necesaria adaptación organizativa y la racionalización de los recursos humanos. De su correcta gestión depende tal vez el 75-80% del gasto. No sólo por lo que cuestan las retribuciones, sino porque influyen con sus decisiones el buen uso de los equipos, materiales y suministros.

La cuestión no es si la gestión debe ser pública o privada, El debate debería ser la organización. Porque hay mucho que hacer en materia organizativa, y hay muchas preguntas que resolver.


El análisis debe hacerse en profundidad. De manera simbólica quisiera poner encima de la mesa un dato. Según las fuentes del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e igualdad, el gasto en remuneración del personal en el sistema público ha aumentado casi en tres puntos porcentuales sobre el total de la factura de sanidad entre 2002 y 2010.

No debería ser una cuestión de recortes. Es necesario abordar cambios en la forma de organizarse las entidades sanitarias, Deben implantarse para ello sistemas de gestión de recursos humanos que permitan alinear la fuerza de trabajo, con las necesidades del entorno, los objetivos organizacionales, la propia estructura organizativa, así como la tecnología necesaria. Y el requisito indispensable es la flexibilidad, incompatible con las rigideces propias de organizaciones burocratizadas, ya sean públicas o privadas.

Cyril Northcote Parkinson, funcionario del Servicio Civil Británico, observó que a medida que el Imperio Británico declinaba en importancia, el número de empleados en la Oficina Colonial (Colonial Office) aumentaba. Realizó un estudio en 1957 y anunció sus conclusiones a modo de leyes, las Leyes de Parkinson, las cuales resumimos a continuación para la reflexión:
- Cualquier trabajo se expande hasta agotar el tiempo destinado a que se haga.
- Los gastos aumentan hasta cubrir los ingresos.
- El número de personas que integran un grupo de trabajo tiende a aumentar independientemente del trabajo que haya que realizar.
- Si existe una manera de retrasar una decisión importante, una burocracia eficaz la encontrará.
- El aumento del total de funcionarios seria más o menos el mismo si el volumen de trabajo aumentase, disminuyese, o incluso desapareciese.
- Todo funcionario necesita multiplicar el número de subordinados, no el de rivales.
- Los funcionarios se crean trabajo unos a otros.
- El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia (ley de la trivialidad).

Hoy el “mantra” es la innovación. Y la misma es necesaria. Pero la primera innovación que se necesita es la organizativa. Porque sin ella el resto no tienen cabida, no son aplicables de manera racional. Todo ellos con el fin de utilizar lo mejor posible los factores disponibles en cada momento.


No con ánimo de ser pesimista sino realista, lo más probable es que “cualquier burocracia que se reorganiza para incrementar su eficiencia, inmediatamente se hace indistinguible de su predecesora” (Ley de Soper). 

Antonio Burgueño Jerez
burjerez@enclavesalud.es


miércoles, 5 de junio de 2013

ENTENDER A LA PERSONA COMO ORIGEN DE TODA DECISION EN EL AMBITO SANITARIO. Reflexiones a partir de la lectura de Schaeffer.

Los profesionales del sistema, en no pocas ocasiones, como se dice vulgarmente, “perdemos el norte”. El fin de toda nuestra actuación es la sociedad en general, y la persona en particular. Y no sólo el paciente, entendiendo como tal el que tiene una enfermedad.  La lectura del libro de Schaeffer, “La medicina y nuestro tiempo”, de 1968, suscita una reflexión que, además de válida hoy en día, permite vislumbrar los puntos críticos de la eficiencia de la sanidad desde la persona. Humanismo y eficiencia de la mano.

Schaeffer  parte de la actitud del enfermo ante la enfermedad primero, y de este ante la atención clínica en segundo lugar.

Entiende  que dicha actitud debe ser comprendida y conocida, para poder tenerla en cuenta en las decisiones clínicas que se tomen. En un sistema sanitario tan complejo como el actual, afecta a la cantidad de recursos a disponer y su dimensionamiento. Apunta en este comentario hacia una de las claves y retos de la gestión sanitaria de hoy día: La gestión proactiva de la demanda de servicios, cuyo fin es dar a cada paciente lo que realmente necesita (y sólo lo que necesita) en el momento adecuado.  Es decir, el reto de la optimización y la eficiencia.

Para lograrlo hay que entender al hombre y considerarlo en su contexto social, en tanto que el mismo es condicionante de sus percepciones, actitudes y decisiones, también ante la enfermedad. Llega a afirmar incluso que la sociedad está siempre en el centro de todos los problemas médicos. No en vano, las principales patologías de nuestra sociedad tiene su origen en estilos de vida erróneos o poco sanos, que obliga a trabajar y hacer esfuerzos en la promoción y la prevención. Para él, y en el contexto de su época, la importancia del papel social que representa el hombre es desestimada por muchos médicos.

Como consecuencia, entiende que es necesario abordar el fenómeno enfermedad con métodos sociológicos. Es más ventajoso tratar a colectividad que al individuo.

El paciente toma sus decisiones personales desde la libertad. Decide a su libre albedrío cuando está enfermo y cuando no. O mejor dicho, cuando una molestia es digna de ser vista profesionalmente y cuando no. Llega a afirmar que “Entre nosotros domina la tendencia del hombre moderno a solventar en forma de enfermedad conflictos morales y sociales, a perjudicar su cuerpo por abusos de toda especie como tabaco y sobrealimentación”.

Con el progreso de la sanidad, las enfermedades dejan de ser una crisis vital y pasan a ser una pequeña avería. Ya en 1968 existía la opinión generalizada de q las enfermedades son fácilmente curables. No se acepta fácilmente lo contrario. Es un problema que ha degenerado en que cada vez más oigamos hablar del “derecho a la salud”, como si fuera algo externo e independiente del individuo, ajeno a sus costumbres y hábitos. Y si una enfermedad no tiene remedio se acepta con gran dificultad. El paciente cada vez tiene más quejumbres y menor capacidad para sufrir hasta las molestias más pequeñas.

Schaeffer llega a afirmar que es comúnmente aceptado que “si las cosas salen bien, es gracias a Dios, y si no se busca un abogado”. Bastante descriptivo.

¿Pero que busca el paciente? No siempre curación, pues no siempre la persona que acude al médico está enferma. Se siente enferma. Ya decía Lain Entralgo: el paciente no acude a consulta porque está enfermo, sino porque se siente enfermo. Pero cuando el hombre realmente está enfermo pasa a ser paciente.

Ante esa circunstancia pide un mínimo de entendimiento racional de su enfermedad; pide libertad para sus propias decisiones, o bien su facilitación efectiva por medio del consejo y de la actitud del médico; pide honradez, o sea, rectitud en todas las afirmaciones del médico; pide el respeto de su persona y, con él, el cumplimiento de las reglas del trato social habituales en nuestra sociedad. Quiere instruirse de su enfermedad. Hace proposiciones terapéuticas o se toma la libertad de no seguir las de su médico.

Existe un grupo de “pacientes pervertidos” que hacen imposible con su conducta el médico ideal que se preconiza. Parece como si  ya no tuviesen respeto al médico, como si creyeran que se le puede tratar de una forma como seguramente no tratan a un obrero manual y exigen porque dedican un tercio de su salario al seguro. El médico es, para ellos, un asalariado del paciente. Nada más natural que inducir al médico a extender recetas o certificados. El paciente se siente en su derecho de exigirlos.

Y poco importa para el paciente el estado de ánimo del médico, el paciente no tiende a comprenderlo. Y no consentirá ni una pequeña equivocación.

En los planes de estudio poco hay de educación para la enfermedad del hombre. Panaceas no hay, pero entre los remedios se encuentra, en primer lugar, la enseñanza.

En definitiva, entiende el autor que se debe grabar en la memoria de los hombres que la salud es cara. La seguridad colectiva contra el desamparo de la enfermedad solo es posible si todos los miembros de la colectividad se comportan razonablemente. La introducción del seguro cambia profundamente el concepto de enfermedad, como venimos comentando. A la vez que los hombres aumentan sus aspiraciones a la vez que disminuyen su concepto de responsabilidad.  Con el seguro la sociedad es para el hombre, no al revés.  Se reclaman derechos y garantías y desaparece el concepto de auto ayuda y auto asistencia. 


Para reflexionar, sin duda.


Antonio Burgueño Jerez

Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

burjerez@humanismoyeficiencia.org


domingo, 26 de mayo de 2013

PARTIR DE LA REALIDAD DEL HOMBRE PARA PODER INTERPRETAR LA REALIDAD DE LA SANIDAD. Reflexiones de los años 60 para entender el hoy y pensar en el mañana





En mi obsesión por seguir indagando sobre la interpretación y el saber hacer de la medicina a lo largo de la historia, convencido que por ahí se pueden encontrar  muchas claves del porqué de nuestra medina hoy, y el porqué de sus defectos y virtudes, así como el  camino de la mejora de la misma, llega a mis manos un interesante libro publicado en 1968 y escrito por Hans Schaefer, médico alemán nacido en Düsseldorf, en el que, bajo el título de “La medicina de nuestro tiempo”  hace un muy interesante análisis de la realidad de sanidad de su tiempo.

Tiene bastante similitud con la obra de Gregorio Marañón titulada “la medicina y nuestro tiempo”, publicada una década antes, y ya cementada en este blog. Tal vez el contenido de ambos trabajos difiera,  pero en ambos casos dos profesionales de la medicina, en un momento de su vida, con la experiencia de los años como base, se paran a reflexionar sobre la realidad de su profesión.  Enriquecedor por tanto la lectura de ambos libros.
En los próximos post iremos desgranando el contenido de este libro, no por hacer una tesis sobre el mismo, sino con el ánimo de ir plasmando las interminables reflexiones que a uno le surgen de la lectura del mismo.
Si el contenido invita a la reflexión, el enfoque que le da a su obra ya da mucho que pensar. Schaefer centra el inicio de sus reflexiones en la necesidad de entender al hombre y su comportamiento, a entender su realidad social.
Primera lección que debemos aprender: ¿Cuántas tesis sobre lo adecuado o no del sistema sanitario, o de la organización de los servicios sanitarios, o aún más de las decisiones clínicas, parten de este conocimiento hoy en día? Dejo la pregunta abierta.
Si es cierto, en la tarea de organización y gestión, que en nuestro pragmatismo y racionalidad solemos (y no siempre) analizar datos de carácter demográfico: pirámide de edad, sexo,… nos paramos a analizar qué demanda, de manera reactiva vamos a asumir (que se nos genera), y, en nuestro “brillante” proceso mental, lo metemos en la batidora (un “excel” hace maravillas) y nos sale la demanda que debemos atender.
Y en la tarea médica, se tiende a la rutina y a la fijación de algoritmos de toma de decisiones médicas por aquello de ir reduciendo la variabilidad. Ante tales síntomas, tal camino, y ante tales resultado el correspondiente diagnóstico.
Sin denostar estas herramientas por la importancia de sus fines y la utilidad que pueden llegar a tener las mismas, ruego se me permita poner una señal de alerta: La clave está en saber interpretar al hombre en su realidad y contexto, social y personal, y que es el que determina su forma de percibir su salud, su forma de afrontar su enfermedad y, por tanto, su necesidades en materia sanitaria.

Siguiendo a Schefer, el hombre es un ser social y, por tanto, su entorno le condiciona, en mayor o menor medida en función de su personalidad  su estado psíquico y somático, cuestión esta que viene siendo despreciada por el conjunto de los médicos… y de los responsables de la organización y gestión añado yo.
Reflexiones publicadas en el año 1968 y que sin duda es de gran vigencia hoy. Sobre todo teniendo en cuenta que en nuestra cultura ha ido ganando peso en la valoración de nuestra realidad lo exterior a nosotros, el éxito y aceptación social es más determinante que nuestro bienestar con uno mismo. Stephen R. Covey, en su obra “ Los siete hábitos de las personas altamente efectivas” hace hincapié en la importancia de darle mayor relevancia en nuestra vida a lo que él llama la victoria interior frente a la exterior. De lo contrario nuestras emociones, actitudes y percepciones estarán en manos de los demás.
Gran racionamiento que nos debemos apuntar, pues nos puede ser de gran ayuda para orientar y racionalizar los recursos en función de las necesidades reales de la sociedad.

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

burjerez@humanismoyeficiencia.org

domingo, 20 de enero de 2013

APRENDIENDO DE ORGANIZACIONES COMPROMETIDAS CON LA EFICIENCIA: THE COMMONWEALTH FUND


De vez en cuando es bueno detenerse a analizar y, sobre todo, a aprender, sobre la labor y los trabajos que viene realizando diferentes organizaciones. En este caso quisiera reflexionar sobre la Commonwealth Fund, sus fines y los trabajos que viene realizando, centrándonos más sobre los planteamientos de sus estudios que en el propio contenido. Es fácil ver la diferencia de enfoque que en materia sanitaria existe entre los anglosajones y nosotros. Dos formas distintas de ver la misma cuestión, con dos problemáticas diferentes y con lecciones a aprender por unos y por otros

Pero, ¿Qué es la Commonwealth Fund?

The Commonwealth Fund, es una de las fundaciones privadas fundada por un filántropo. Se creó en 1918 con el fin de mejorar el bien común.
Más concretamente, la misión de The Commonwealth Fund es promover un sistema de salud de alto desempeño en la atención, lograr un mejor acceso, una mejor calidad y una mayor eficiencia, en particular para los más vulnerables, como personas de bajos ingresos, los estadounidenses sin seguro médico, las minorías, los niños pequeños, y los adultos de edad avanzada.
La Fundación lleva a cabo este mandato mediante el apoyo a la investigación independiente sobre cuestiones de salud y la concesión de becas para mejorar la práctica de la salud y la política. Un programa internacional en políticas de salud está diseñado para estimular las políticas y prácticas innovadoras en los Estados Unidos y otros países industrializados.
Ya de por sí, este planteamiento hace pensar en lo importantes que son estas Instituciones que, desde un punto de vista independiente, y sin mayores intereses, con la única pretensión ser útiles al conjunto de la sociedad.

Sobre la Comisión de la Commonwealth Fund

En 2005 crearon una Comisión de 16 miembros que representan a todos los sectores de la salud, así como al estado y al sector empresarial, sociedades profesionales y académicos. Su fin es promover un sistema de salud de alto rendimiento con un acceso asequible a la alta calidad, una atención segura y aumentar al máximo la eficiencia en su prestación y administración. Todo ello, con especial preocupación por los grupos más vulnerables de la sociedad, incluidas las familias de bajos ingresos, las minorías no tienen seguro, raciales y étnicas, los jóvenes y los ancianos, y personas con mala salud.
Sus mayores logros hasta el momento han sido señalar las áreas públicas específicas donde el desempeño del sistema de salud cae por debajo de lo que se debe tolerar, además de aportar un enfoque holístico a la mejora del Sistema de Salud.

La premisa de partida de la Comisión

Los Estados Unidos ofrecen algunos de los mejores cuidados médicos en el mundo. Sin embargo, cada vez más evidencias indican que el sistema sanitario, en su conjunto, se queda corto en comparación con lo que se logra no sólo en otras naciones, sino también en algunas zonas dentro de los EE.UU. Si bien el gasto de salud del país es, con mucho, el más alto en la mundo, es la única nación de altos ingresos que no garantice un seguro de salud universal, y millones de nuestros ciudadanos carecen de un acceso asequible a la atención primaria y aguda.
Sus metas principales se resumen en el siguiente cuadro




















El último trabajo de la comisión: Informe “Un marco para un Sistema de Salud de Alto Rendimiento”

Para el mantenimiento del sistema de salud a largo plazo recomienda un conjunto de reformas sinérgicas de pago a proveedores, los incentivos de los consumidores, y las reformas de todo el sistema para hacer frente a los costes y mejorar el desempeño del sistema de salud. Y lo hacen desde una visión holística, es decir, pensando en los ahorros de familias, empresas y gobierno. Por otra parte sus planteamientos de mejora incluyen tanto la sanidad pública como la privada.
En nuestro país, estos planteamientos holísticos están presentes, por ejemplo,  en la propia Ley de Ordenación Sanitaria de la Comunidad de Madrid (LOSCAM), la cual hace referencia a la Red Sanitaria Única de Utilización Pública, la cual está constituida por todos los servicios asistenciales financiados pública, con independencia de su titularidad. Planteamiento que parte tanto de poner en el centro de atención al ciudadano y de la separación efectiva de las funciones de aseguramiento y provisión de servicios.

En resumen, las propuestas del informe son:

 - Reformas en los sistemas de pagos a proveedores, incluidos sanitarios, para promocionar el “pago por valor” y acelerar la innovación en el sistemas de provisión.
   - Revisar los honorarios de los médicos de Medicare y sus métodos de actualización
   - Potenciar los cuidados de atención primaria y los equipos de cuidados para pacientes complejos y/o de alto coste.
    -  Paquetes de pagos hospitalarios centrados en los costes totales y resultados en los pacientes.
   - Adopción de reformas  de pago con los pagadores públicos y privados concertados: alineamiento de incentivos e impulso de la innovación en la prestación del servicio.
   - Políticas para expandir opciones y que los consumidores elijan las opciones de alto valor con mejor información.
   - Ofrecer a los beneficiarios de Medicare un nuevo plan con beneficios más comprensibles, y mejor protección frente a catástrofes.
       - Establecer incentivos positivos para los usuarios de Medicaid y Medicare para que busquen cuidas de alto valor y menor coste.
       -  Mejorar la información sobre los resultados clínicos
     - Reducción de costes administrativos, reformar la política de mala praxis, fijación de objetivos para el crecimiento de los gastos totales tanto a nivel nacional como otros niveles geográficos
      - Simplificación y unificación de políticas administrativas y procedimientos a través de los planes públicos y privados para reducir costes administrativos y complejidad
    - Reformar la política de mala praxis y ligarla a los pagos con el fin de proveer compensación a los pacientes, promoviendo  la seguridad al paciente y adopción de las mejores prácticas.
      - Fijar objetivos de gasto conjunto público y privado per cápita
Para mayor información: http://www.commonwealthfund.org/


Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

domingo, 16 de diciembre de 2012

Sobre la contribución de las ciencias empresariales a la sociedad…y a la gestión pública


Me preocupa la ligereza con la que se habla y se minusvalora la gestión y a los gestores. Se asocian la actividad a una elite, a un poder, que lejos tiene que ver con la realidad.  Lo que aquí conocemos como gestión es, en realidad, lo que los americanos llaman Management. No soy partidario de los anglicanismos, pero hay que reconocer que hay casos como este que en una palabra consiguen aglutinar un montón de conceptos. Lo que les hace de imposible traducción.
Dirigir Instituciones es una profesión y una ciencia. Y hay que estar cualificado para ello. Requiere de saber asumir unas responsabilidades, ejercer unas tareas y tener las competencias necesarias para ello. No todo vale.
Un libro muy interesante que resume la realidad del management, es "La gerencia. Tareas, responsabilidades y prácticas" de Peter F.Drucker. Recogemos aquí algunas reflexiones de este gurú:

- El management es una posición, pero sobre todo es una disciplina y un campo de estudio. Es una ciencia. Es una profesión, y una disciplina, y su desempeño debe basarse en la responsabilidad. En otras palabras, la esencia de la gerencia no es la riqueza ni el rango, sino su responsabilidad.
- Si queremos que las instituciones funcionen necesitamos administraciones eficaces.
- La administración empresarial es el modelo, es donde nace y se desarrolla la ciencia del management, siendo la administración pública una adaptación de la misma en busca de eficiencias.
- La empresa fue cronológicamente la primera institución moderna. Y desde entonces ha tenido que irse adaptando a su entorno. Necesidad que no ha sentido más que esporádicamente la Administración Pública.
- La empresa es el eje de creación de riqueza en la sociedad actual, y hacerlo más allá de las fronteras y naciones, concentrando saberes y conocimiento que trasciende con mucho las barreras nacionales.
- La ciencia empresarial es la que ha impulsado en el último siglo la organización eficiente, pues dicha eficiencia solo ha sido sentido relativa y esporádicamente por la administración ubica, la cual se nutre de las ciencias empresariales para lograr mejoras eficientes.
- La sociedad desarrollada moderna, depende del liderazgo de los directivos de las grandes instituciones. Dependen de su conocimiento, su visión y de su responsabilidad.
- En sus inicios, se trataba de aspectos organizativos, de dimensionamiento de plantillas, diseño de puestos de finanzas y de contabilidad. Era la época de los ingenieros, de organización de la producción.
- Como anécdota, Sir Stafford Cripps (1989-1952) canciller del Tesoro de Gran Bretaña del primer gobierno laborista de post guerra, era un socialista convencido. Inventó los equipos de productividad de empresarios y gerentes británicos, y fueron enviados a Estados Unidos para aprender las ciencias del Management.
- El management produce desarrollo económico y social y, por lo tanto, ahorros e inversión de capital. Así lo entendieron los japoneses ante su liberación en los 50 y los países comunistas. Es la base de conocimiento de desarrollo social, sobre todo cuando se atraviesa momentos críticos.
- Cualquier desarrollo económico a nivel mundial es el resultado del trabajo sistemático y definido de formación de los gestores y el management.
- El management tiene que meditar la misión de la institución, fijar sus objetivos y organizar sus recursos para obtener los resultados para obtener los resultados que la institución debe aportar. Necesita organizar el trabajo. Es responsable de sus resultados.
- El management es práctica más que ciencia, igual que la medicina. Toma decisiones en condiciones de incertidumbre y las mismas no tienen un resultado matemático. Su práctica se basa tanto en el conocimiento como en la responsabilidad. Debe meditar sus valores, y su compromiso con la sociedad. Está condicionado por sus valores y la cultura. Sin duda, una empresa existe para servir a la sociedad.
- La gestión pública siempre se ha nutrido de los avances del management.
- Como ciencia, como cuerpo del saber, como dice Peter Drucker, una de las ciencias que más ha aportado a la sociedad, sobre todo en momentos difíciles, Cuando la escasez de recursos es la nota dominante, como es el caso de postguerras o necesidad de desarrollar países, más allá de momentos de crisis económica, el management ha jugado un papel fundamental.

Seguiremos reflexionando y profundizando en el tema. Hay mucho que hablar…

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad

domingo, 28 de octubre de 2012

REFLEXIONES SOBRE LA PROPUESTA DEL LIBRO BLANCO DE LOS RECURSOS HUMANOS (II) A propósito de la Formación: Una oportunidad para hacerla eficiente

En este post quiero seguir reflexionando sobre el libro blanco de los Recursos Humanos impulsado por el Ministerio y porque entiendo como una buena propuesta la elaboración de un Libro Blanco de los Recursos Humanos es una iniciativa digna de ser aplaudida.
En esta ocasión quiero detenerme en otro aspecto crucial del mismo: La formación, la cual tiene multitud de aristas y de fases a lo largo de la vida profesional. Y así mismo en la misma intervienen multitud de personas y organismos, públicos, privados y, dentro de ellos, de todo tipo. Quiero centrarme en la formación del profesional en ejercicio en los diferentes centros sanitarios.
La formación o capacitación para el desarrollo profesional es la mejor herramienta que se dispone para lograr que surjan y se produzcan tanto cambios como mejoras en la práctica asistencial actual hacia mayores eficiencias, así como mejoras a nivel organizacional.
De manera sucinta y desde mi punto de vista, el objetivo no puede ser otro que hacer una formación más eficiente. Más útil.
Anualmente, tanto las entidades sanitarias públicas como privadas disponen un presupuesto nada desdeñable destinado a la formación de sus profesionales. Presupuesto que es de los primeros en ser recortado cuando vienen mal dadas. Como pasa actualmente. Y lo es porque tradicionalmente ha sido interpretado y concebido como un gasto, de nulo o pequeño retorno. Porque la formación en la actualidad, habitualmente, es un gasto sin retorno, en palabras de mi buen amigo y gran profesional Manuel Otero, de la empresa Manpower, empresa que busca en sus servicio profesionales el mayor posible en el retorno de la inversión que sus clientes hacen en sus servicios.
Irónicamente, la capacitación, bien gestionada, debe convertirse en la gran herramienta de cambio cultural y dinamitador de cambios organizativos que lleven a una sanidad pública viable, en términos de recursos necesarios. Es decir, que lo que se trabaje en la acción formativa sea realmente aplicado al día siguiente en el puesto de trabajo.
En un diagnóstico rápido personal (aunque fruto de años de trabajo en los sistemas sanitarios subjetivo, entre otras cuestiones como formador, subjetivo), podemos concluir que la formación sanitaria en la actualidad se caracteriza, en general, porque:
- Los programas formativos carecen de estudio de necesidades previo, que ayude a “afinar el tiro” los mismos y con ello, “afinar la inversión”.
- Carece, en términos generales, de un alineamiento a las necesidades reales del sistema sanitario y las necesidades de desarrollo profesional consecuentes.
- La duración y contenidos de los mismos se estudian y analizan de manera aislada e individual, lejos de hacerse en un enfoque global que dejen sopesar mejor su oportunidad.
- Las metodologías de impartición que se emplean no suelen ser las más adecuadas a las necesidades reales.
- Las estructuras administrativas encarecen el coste de la misma.
- No pocas veces, carecen de un enfoque práctico en contenidos y métodos formativos.
- Carecen de planteamientos y metodologías para lograr que lo que se pretende formar sea transferido y útil al puesto de trabajo.

La transferencia al puesto: la utilidad práctica de la formación

Este aspecto, el de la transferencia de la información ha sido una cuestión de estudio y trabajo. T- Baldwin y K.Ford publicaron un estudio donde se dibujaba la curva de la transferencia del aprendizaje, donde concluían que al finalizar un periodo de 12 meses de la acción formativa, tan  sólo se utilizaba una media del 15% de lo aprendido. Y eso hablando de programas formativos que partían de estudios de necesidades. Datos para pensar, sin duda.



Hemos de evolucionar por tanto, nuestros planteamientos de la formación superando el concepto de “enseñar”, apostando por generar un clima de “aprendizaje continuo”, aplicando aquella máxima de “lo escucho y lo olvido, lo veo y lo recuerdo, lo hago y lo comprendo”
Reinventemos pues la formación e invirtamos con ello en una sanidad que mejore su eficiencia y calidad día a día. Aprovechemos la oportunidad. Estamos obligados.

Antonio Burgueño Jerez
Patrono Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad
Jefe Desarrollo de Negocio y Calidad Concesiones Ribera Salud

domingo, 9 de septiembre de 2012

EL GESTOR SANITARIO HUMANISTA DEBE SER UN LIDER SERVIDOR


De la gestión y de los gestores se puede escribir mucho. Y de hecho se escribe de todo, bueno y malo. Hay tema para dedicarle unas cuentas. Tiempo hay para ello.
Tocaba hacer una autocrítica, por ser justos, ya que los últimos post se han centrado mucho en la labor del médico. Y la consecuente pregunta es ¿Y los gestores qué? Pues que también tenemos mucho que evolucionar…
El gestor es una figura difusa en este sector, en tanto en cuanto ejercen dicha profesión personas de muy diferente formación académica, y en campos tan diferentes como la clínica, la economía o incluso la ingeniería. Esa heterogeneidad conlleva formas y visiones muy diferentes, aunque complementarias, de entender que supone ejercer de gestor en este sector.
La cuestión es aún más compleja si añadimos lo variopinto de las organizaciones sanitarias, que supone que cualquier generalización sea muy injusta e incluso matizable. En el colectivo de los gestores conviven organizaciones públicas, clínicas privadas, organizaciones eclesiásticas, fundaciones públicas, concesiones administrativas, consorcios…  Pero todas ellas tienen un factor común: profesionakles clínicos, con los medios y equipos profesionales de apoyo disponibles prestan servicios sanitarios a personas que lo necesitan y velan por la salud de los mismos.
Retomando el tema, es la del gestor una figura, por tanto, difusa en este sector, en tanto en cuanto no hay mucho profesional de la gestión por formación y en no pocos casos está lejos de interpretarse como una profesión además de una ciencia, con métodos, metodologías y habilidades necesarias como cualquier otra. Pero además es una profesión donde ser humanista es casi una obligación, pues el éxito de uno es el logro colectivo, del esfuerzo de toda la organización. Como lograrlo ha llenado miles de libros e incontables artículos. Sinceramente, no pocos reiterativos y aun mas carentes de un sentido realista de lo que se ha mal llamado muchas veces liderazgo.

La cuestión es cómo liderar una organización donde tu personal es responsable directo de decidir la cantidad de recursos neceasaria para prestar el mejor servicio: volvemos al médico gestor.
El gestor debe ser humanista también, como hemos reflexionado en otras ocasiones,  y eso supone saber generar confianza en su alrededor y compromiso hacia las metas. Es mucho más allá que la mera participación, ya que parte del respeto a la labor, esfuerzo y sentimientos de las personas integrantes de la organización. Desde mi punto de vista, quien mejor se ha aproximado a este concepto fue, hace ya más de cuatro décadas, Robert Greenhalf el cual desarrolla el concepto de liderazgo servidor.
Para Greenhalf el líder debe ser todo lo contrario al estereotipo que tenemos de gestor, aquello que conocemos por “yuppi”, moda que tanto daño hizo a la profesión.

El líder servidor parte de un sentimiento y una actitud de querer ser útil a los demás, generando con ello influencia. Su éxito reside en que los demás crezcan, se desarrollen profesionalmente. En ese punto donde dos conceptos aparentemente opuestos se complementan. No se aprende en un seminario, es una actitud y forma de entender el papel del individuo en la sociedad, en el trabajo, de  sentirse enriquecido cuando los demás crecen. Es, fundamentalmente, valorar a los demás y su trabajo. Sólo eso… que lejos estamos…

Brevemente,  el líder servidor se caracteriza por:

- Escuchar
- Empatía
- Curar y superar heridas del pasado
- Conciencia de uno mismo, que ayuda a entenderse y a entender aspectos de la persona como la ética y los valores.
- Persuasión, en oposición a autoridad, la cual no es indispensable poseerla para ser un líder servidor. Trata de convencer a los demás, construir consensos dentro del grupo.
- Concebir ilusiones y metas a largo plazo, visiones, de un problema enfocarlo hacia metas superiores. El líder tradicional esta perdido en metas a corto plazo. El líder servidor sabe encontrar el equilibrio entre visión y el día a día.
- Entender las lecciones del pasado y sus consecuencias para decidir el futuro
- Consciente de la responsabilidad del gobierno de lo que se le encomienda
- Comprometido con el crecimiento de los demás
Es lo más parecido al liderazgo humanista generador de confianza. De ello seguiremos reflexionando y aprendiendo


Antonio Burgueño Jerez
Patrono de la Fundación Pro Humanismo y Eficiencia en la Sanidad