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domingo, 13 de abril de 2014

LA MATEMÁTICA, LA LÓGICA Y LA SUPERVIVENCIA DEL SISTEMA SANITARIO

Es curioso analizar a lo largo de la historia, cómo los acontecimientos y personajes de distintos ámbitos culturales, han desarrollado su trabajo en un contexto histórico, cultural y personal, resultando situaciones extrapolables a otras áreas y situaciones  coetáneas...o no.                  

Y analizando en esta ocasión a Kurt Gödel, Lógico, Matemático y Filósofo (28 de abril de 1906 Brünn, Imperio austrohúngaro, actual República Checa – 14 de enero de 1978, Princeton, Estados Unidos), afincado en EEUU en 1938, tras huir  de ser llamado a las filas del ejército alemán.

Reconocido como uno de los más importantes lógicos de todos los tiempos, el trabajo de Gödel ha tenido un gran impacto en el pensamiento científico y filosófico del siglo XX. Gödel, intentó emplear la lógica y la teoría de conjuntos para comprender los fundamentos de la matemática, la métrica de Gödel (o el Universo de Gödel) dónde demostró la existencia de soluciones paradójicas a las ecuaciones de campo de la relatividad general de Albert Einstein, entre otras obras y publicaciones importantes.

Pero Gödel sufría en sus últimos años, de períodos de inestabilidad y enfermedad mental. Tenía temores obsesivos de ser envenenado, y no comía a menos que su esposa Adele, probara la comida antes que él. A finales de 1977 Adele fue hospitalizada durante seis meses y no pudo continuar probando la comida de Gödel. En su ausencia él renunció a comer, hasta el punto de dejarse morir de hambre. En el momento de su muerte pesaba 32.5kg. El certificado de defunción en el Hospital de Princeton, el 14 de enero de 1978, refleja que murió de "desnutrición e inanición causadas por perturbaciones en la personalidad".

Recordando y aludiendo al buen amigo de Gödel, Albert Einstein, y su  Teoría Especial de la Relatividad, viajamos en el tiempo hacia adelante, España 2014, país con un entorno Socio Sanitario con excelencia de sus profesionales, una cultura de proteccionismo Social Universal, financiamiento público y además dónde la esperanza de vida es de las más altas de toda Europa, es decir, un Sistema Sanitario dónde se garantiza atención sobresaliente al 100% de los asegurados y de manera gratuita. A primera vista, estamos ante un Marco socialmente excelente, que cuenta además con unos parámetros de calidad superiores. Hasta aquí todo bien pero, realmente, ¿estamos llevando a cabo una gestión sanitaria sostenible en el tiempo o por el contrario seguimos haciendo prácticamente lo mismo que hace 50 años, con un marco social y demográfico absolutamente diferente?, ¿quién y cómo se paga todo esto? Algo que constantemente está en deuda, ¿es algo que se “posee”?, 

La rigidez en las organizaciones, en las personas, entendida como la falta de adaptación al nuevo entorno, así cómo la convicción de que si algo lleva funcionando bien “toda la vida”, no es necesario ni tan siquiera replantearlo, puede llevar a finales tan duros cómo el de nuestro matemático. 


La tecnología y la organización empresarial, así como los últimos avances en nuevas formas de gestión de la enfermedad con el paciente, entendido este como individuo y no como parte de un grupo, son nuevos  escenarios. La medicina personalizada, desarrollada y centrada no sólo en la  genética del paciente, sino como un concepto global que integra tecnología y organización dentro del recorrido del ciudadano a lo largo y ancho del Sistema Sanitario, nos va a dar el argumento de efectividad y eficiencia, ya no sólo del tratamiento en sí, sino de la prevención y seguimiento de la enfermedad con la información bien producida como bastión y pilar.

La muerte Gödel de nuestro sistema sanitario, vendrá producida por inadaptación a las nuevas necesidades de nuestros clientes-pacientes, por la rigidez de un sistema que no abre las puertas a la implementación de nuevas vías tecnológicas y de gestión, herramientas del siglo XXI que ya están disponibles y que además fusionándolas con lo excelente de lo ya existente, evitarán un déficit económico que acabará con la desaparición de todo lo positivo que ahora tenemos a nuestro alcance.
¿Cuántos nuevos Teoremas, Estudios y Desarrollos hubiera podido crear Gödel si hubiese adaptado su manera de alimentarse a la nueva situación de Adele?

M Jesús Ramón Padilla


lunes, 7 de abril de 2014

VIEJOS DEBATES QUE PASAN POR NUEVOS Y LA CONTRADICCIÓN EVIDENCIAS E INNOVACIÓN EN GESTION

Tribuna "El primer Lunes", Sanifax, 7 de abril de 2014

Corrían los años 90. En el 92 en España se celebraba con ilusión las Olimpiadas Barcelona, se inauguraba el AVE Madrid-Sevilla con motivo de la EXPO. Otros hechos históricos destacables, Cándido Méndez se alzaba como líder de UGT y Luis Roldán se fugaba. Ya entonces estaba encima de la mesa el debate sobre la necesaria separación entre financiación, aseguramiento y provisión de servicios en el ámbito de la sanidad pública, dado los problemas que se venían percibiendo por la gestión directa.

Ya en el 96 se celebraron las olimpiadas de Atlanta y en ese mismo año Aznar y el PP triunfaban en las elecciones generales, fechas en las que Diana y Carlos se separan, se lanza las Nintendo 64, triunfan las Spice Girls, D. Adolfo Suarez es galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia… y el debate sobre nuevas formas de gestión de la Sanidad Pública sigue en pleno auge.

Llegamos al año 97. Muere Diana de Gales en trágico accidente y el gran Miguel Induráin se retira del ciclismo. En ese año España se incorporó ala estructura militar integrada de la OTAN y se aprueba la Ley de 15/97 que habilita nuevas formas de gestión en el sistema sanitario público y, de alguna forma, cerraba ese debate.

Año 2014: Desandando el camino andado, surgen múltiples foros para debatir, en el mejor de los casos, si la sanidad debe ser gestionada públicamente. Digo en el mejor de los casos, porque no en pocos foros lo que se hace es afirmarlo sin reparos. SE plantea el asunto de la colaboración pública o no como algo nuevo. Y se exigen evidencias de que es una buena opción, tal vez porque no se hayan encontrado evidencias sólidas de que es peor, que fue la intención inicial.

Según la Real Academia de la lengua, "una evidencia es una certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar". Bien, pues en economía y en el resultado de las decisiones en este ámbito no hay nunca certeza que la misma decisión tomada en diferente momento o lugar va a producir los mismos resultados, debido a los variopintos y múltiples factores que determinan el mismo. Por eso, al hacer predicciones sobre el resultado de una decisión, se consideran una serie de variables y se ha de añadir la coletilla "céteris páribus", es decir, "permaneciendo todo lo demás constante".

Aplicando la evidencia, en el mejor de los casos, se estarían sacando conclusiones con el espejo retrovisor, sobre hechos pasados, que no valen para tomar decisiones de mejora. Cuando hablamos de los cambios que necesariamente se han de dar en la sanidad hay que hacerlos desde la innovación, incluso dentro de la propia colaboración-público privada; e incluso dentro del marco de la gestión pública. Hay que buscar soluciones creativas a los problemas complejos que en cada caso y momento se dan, huyendo de modelizaciones que ayudan pero acaban encorsetando.

Si es cierto que hay que tener datos para analizar las consecuencias de decisiones pasadas, para intentar llegar al porqué de las cosas, en qué circunstancias se produjo la decisión para intentar predecir resultados de futuras decisiones. Pero eso no es tener evidencias: es tener datos.

Gestionar por evidencias es huyendo de asumir riesgos (medidos si se quiere) que está en el sueldo de la dirección. Se contrapone a la innovación y al replanteamiento de las cosas para la mejora continua y la adaptación a las circunstancias cada vez más cambiantes. Se contrapone además a la flexibilidad y rapidez de adaptación para quedarse con la rigidez y la lentitud en la toma de decisiones.

A título de ejemplo, Steve Jobs, uno de los fundadores de apple, no tenía evidencias cuando estuvo convencido de que sus inventos revolucionarían el mundo y la forma de vivir, y que ganaría una fortuna creando una de las compañías más importantes del mundo. Más cerca tenemos a Juan Roig (Mercadona), que ha reinventado el supermercado y todo lo que supone, y lo reinventa cada día,. Sin evidencias, pero con el convencimiento del emprendedor que visualiza en su cabeza lo que está creando: lo ve funcionando. Tampoco las tuvimos cuando dibujamos la solución a Alzira ni en las soluciones más o menos innovadoras que venimos potenciando. Insisto en la importancia de los datos para conocer en profundidad el contexto, la situación de partida, datos para plantear escenarios futuros, pero nunca puede haber evidencias.

Un apunte más. Intentar santificar o demonizar iniciativas en función de experiencias en marcha con cuestiones tan categóricas como pueden ser las evidencias, intentando meter en un mismo saco a todos, es cuanto menos temerario e ignorante. Pues la gestión privada de la sanidad pública se puede llevar a la práctica de muchas maneras, no siendo interpretada ni aplicada igual por las diferentes compañías que operan, pues cada una tiene su "librillo". Circunstancia que además de condicionar el resultado, suponen demasiadas variables como para determinar evidencias. Diferencias de aplicación como consecuencia de una más que necesaria flexibilidad para la gestión.

Otra acepción del término según la RAE es "dejar en evidencia", que no requiriendo de mayores aclaraciones, me viene "que ni pintado" para mi conclusión final: la evidencia es un término que se ha puesto encima de la mesa como gran paradigma de la gestión con el sólo fin de intentar dejar en evidencia la colaboración público privada, que evidentemente debe ser impulsada en defensa de la sanidad pública. Pero debe hacerse desde una visión innovadora para adaptarla a cada momento y lugar, aunque para tomar esa decisión no existan evidencias, obviamente.

Antonio Burgueño Jerez