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domingo, 29 de abril de 2012

EL DEBATE DE LA PRESCRIPCIÓN EFICIENTE: ALGUNAS REFLEXIONES ENRIQUECEDORAS

Me siento muy orgulloso de no ser yo el autor real del post de la semana, pues encantado asumo la función de “relator”. Siempre hemos dicho que el éxito de la iniciativa de la Fundación Pro Humanización y Eficiencia es lograr un debate enriquecedor sobre el humanismo y la eficiencia. A raíz del post de la semana pasada se han producido algunos aportes sin duda muy interesantes al debate y que me tomo la libertad, con permiso de sus autores, de que sean el eje del post de esta semana en nuestro blog.

 Ayer en twitter, Pedro Soriano, enfermero y compañero en el departamento del Vinalopó (Elche), concluía un debate “twittero” que mantuvimos con una reflexión determinante: “Tenemos que concienciarnos de no malgastar y que no se confundan, eso NO son RECORTES... Se utiliza lo que realmente se necesita.”

Patricia A.Fernández, precursora del post anterior, dado el debate que mantuvimos la semana anterior, nos matiza con gran criterio algunos aspectos de mi reflexión, haciendo hincapié en factores clave para la eficiente prescripción:

- Basar la capacidad de persuasión en los valores organizacionales y personales. Es necesario desarrollar un orgullo de pertenencia que conllevaría, como reflexiona Pedro Soriano, a superar “la falta de conciencia del valor porque no es de uno propio.. ese es uno de los muchos agujeros del sistema”.

- Organizarnos y actuar desde la realidad compleja del paciente, pocas veces con una única patología

- Concienciarnos todos del problema y superar miedos a los cambios

- Desechar elementos disruptores del sistema, que me llevan a la reflexión de que con tanto mensaje negativo se ha “negativizado” la percepción que nosotros mismos tenemos de la sanidad. Apunta hacia el desarrollo del pensamiento positivo, clave en la generación de confianza, sin duda

- Y finalmente se pregunta si estamos los gestores y los pacientes del lado de los clínicos. Gran pregunta y gran reflexión, propia de un debate por sí mismo.

Finalmente, y con ánimo de compartirla con todos vosotros, quisiera repruducir una reflexión que me llega del Dr. Toral Peña, Oncólogo y compañero del Departamento de Torrevieja.

“Antonio:
Quisiera felicitarte por tus aportaciones a este blog, que tan acertadamente has creado.
Acabo de leer tu artículo sobre RESPONSABILIDAD COMPARTIDA PARA LA PRESCRIPCIÓN EFICIENTE: NO HAY OTRO CAMINO. Creo que has dado en la diana. No podemos considerar, hoy día, la medicina moderna, como un proceso basado en actos médicos individualizados, sino una medicina basada en procesos asistenciales creados dentro de una modalidad multidisciplinaria.

Mi opinión es que la prescripción debe ser un acto mucho más meditado que el hecho de solo rellenar un formulario y una firma colegiada. Creo que debemos recobrar la idea de la medicina griega. Debemos de reinventar la medicina, donde el elemento central es el paciente y el contacto directo es el médico de atención primaria asesorado por una extensa lista de disciplinas médicas especializadas que le asesoren sobre el mejor tratamiento para el paciente.

En los últimos años, la medicina se ha convertido en una autentica dispersión de criterios superespecializados y no teniendo en cuenta que el elemento básico es el contacto del paciente con el médico de atención primaria.
Te hablo como especialista, no debemos de olvidar la figura del médico de familia (me encanta este término porque es la definición más precisa de lo que debe ser la aproximación más cercana del médico al paciente) contacto más cercano del paciente con la medicina. Los especialistas debemos estar al servicio de la atención primaria. Una vez que tengamos conciencia de la visión horizontal de la medicina posiblemente haremos que la prescripción sea mucho más eficiente.

Ejemplo, lo vemos a diario contemplando duplicidad de prescripciones, desconocimiento de medicamentos que recibe, interacciones e incluso contraindicaciones,…

Hoy día los sistemas informático que disponemos en algunos hospitales y la interconexión con atención primaria estoy seguro que beneficiará este sistema y mejorará la eficiencia en la prescripción, con lo que a medio plazo veremos una repercusión en los gastos farmacéuticos.

No se trata de prescribir menos sino mejor.

Te manifiesto nuevamente mis felicitaciones por tu artículo y por tu blog y te animo a seguir enviando tus aportaciones.”

Estas y otras aportaciones me hacen convencerme aún más si cabe que, si bien es importante el marco político sanitario, la viabilidad del sistema está en una actitud de responsabilidad y compromiso de todos y cada uno de nosotros.

Mil gracias por enriquecer el debate y la reflexión.


Antonio Burgueño Jerez
Patrono de la Fundación Humanismo y Eficiencia

domingo, 22 de abril de 2012

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA PARA LA PRESCRIPCIÓN EFICIENTE: NO HAY OTRO CAMINO


El fin  debe ser hacer a cada paciente lo que haya que hacerle, y sólo lo que haya que hacerle. Este es un asunto crucial para lograr la viabilidad de la sanidad tal y como la conocemos, cuyos valores sociales todos defendemos. Si realmente le diéramos a cada paciente lo que necesita, y sólo lo que necesita, estaríamos dando un paso crucial para evitar hablar de “recortes”, pues se lograría ajustar los recursos y el esfuerzo profesional a una demanda real. A modo de ejemplo, no conozco hospital donde la RNM no se haya convertido en un cuello de botella y sufra de una sobreutilización, algo que los clínicos no dudan en reconocer en “petit comité”. 

Cada vez que comento corro el riesgo de ser tachado de idealista. Sin rechazar dicho apelativo que me honra, pues sin ideales es muy difícil marcarse objetivos que supongan restos personales, cabe apuntar que me creo que es posible avanzar en este camino toda vez que no depende de grande decisiones políticas, sino del comportamiento y actitud de cada uno de nosotros. Y cada vez que algún profesional, equipo u organización actúa en esta dirección se está poniendo un granito de eficiencia del sistema.

Si seguimos pensando que la prescripción eficiente es una cuestión exclusiva de los facultativos clínicos jamás avanzaremos, entre otras cosas es de una miopía preocupante. Es cierto que él responsable final de la decisión es el clínico. Pero como toda decisión viene condicionada o empujada por factores propios al mismo y por factores de su entorno organizativo. Múltiples factores que dejan entrever lo complejidad de la misma. Por no meternos en complejidades que se escapan de nuestras pretensiones, nos centraremos en analizar los factores de cada organización sanitaria, obviando consecuentemente cuestiones de política sanitaria.


Una prescripción eficiente requiere de la necesaria confianza del paciente. Antiguamente era suficiente con la relación médico-paciente, pero en la medicina actual esto es requisito fundamental pero no único, ya que la misma va a venir condicionada por la confianza que este otorgue en la organización y la que se haya ido generando a lo largo del proceso asistencial.


La confianza permite que el liderazgo de la relación y la asistencia esté en manos de los profesionales que intervienen en todo el proceso organizacional. Sin ella sólo nos queda ir a “rebufo” de las demandas del paciente, demandas no siempre (o casi nunca) son racionales. Es lo que supondría pensar en la satisfacción.

La premisa de partida es que la confianza del paciente debe generarse en todo el proceso asistencial, entendiendo el mismo desde que se produce el síntoma hasta la resolución del problema. Incluyendo por tanto desde el contacto telefónico (en su caso), contacto con el personal de admisión…  ¡Y todo ello condiciona la toma de decisiones final de la prescripción!

¿Qué factores afectan a la prescripción? En otras palabras, ¿Qué retos debe asumir una organización que quiera mejorar realmente la eficiencia en la prescripción?
- Una cultura organizacional que potencie la responsabilidad compartida de la prescripción.
- Una formación del personal, que potencie las capacidades para afrontar decisiones manejando las habilidades personales necesarias para lograr la persuasión
- Trabajar la autoconfianza del facultativo, la cual se basa también en experiencias pasadas.
- Orientar el estilo de dirección de los diferentes niveles del staff directivo al apoyo del clínico.
- Potenciar el grado de trabajo en equipo y la confianza generada dentro del mismo.
- Política de comunicación de la organización, tanto interna y externa, que respalde y propicie la responsabilidad compartida en la prescripción
- Apoyo en la elaboración de algoritmos de decisión según sintomatología
- Incorporación de criterios humanistas en el proceso de toma de decisiones
- Propiciar debate de la mejora en la toma de decisiones.
- Valores personales y organizacionales
- Capacidad de persuasión para el seguimiento de las indicaciones
- Mayor colaboración entre los equipos y servicios
- Establecimiento de procesos y procedimientos
- Concienciación del problema en toda la organización
- Políticas organizacionales centradas más en la salud que en la asistencia
- Habilidades personales para el liderazgo de la relación y generación de sintonía con el paciente.

Como se suele decir, son todas las que están, pero no están todas las que son. Invito a los lectores a enriquecer esta reflexión.

Antonio Burgueño Jerez
Patrón de la Fundación Pro Humanización y Eficiencia

domingo, 15 de abril de 2012

EL HUMANISMO COTIDIANO GENERADOR DE CONFIANZA: ¿QUÉ APORTA EN EL MOMENTO ACTUAL?

A veces hay que mirar hacia atrás, para comprender el presente y plantearse el futuro. Ese es el ejercicio que continuamente venimos haciendo los que apostamos por estudiar y revisar los planteamientos humanistas que guiaban la actuación clínica no hace tantos años, nos enseña a cómo hacer una sanidad mejor y más viable cara al futuro.



En esa línea, el humanismo es una forma de entender y guiar nuestro comportamiento, el cual debe reflejarse en todo lo que hacemos. Es lo que he denominado humanismo cotidiano. Y es una cuestión propia de la persona, no ligada a ninguna profesión, no siendo por tanto el humanismo exigible tan sólo al clínico. La consecuencia inmediata del mismo es que se genera una confianza en el entorno, empezando por la que una persona tiene en sí mismo, pasando por la confianza en todas las relaciones interpersonales, por la relación de los equipos de trabajo, la de todos los integrantes de la organización y la de todos ellos con los pacientes en particular y la sociedad en general.



Poco a poco iremos pensando y debatiendo como trabajar cada una de las confianzas para poder mejorarlas, pero entiendo que lo primero es resolver una cuestión fundamental: ¿Porqué hacerlo?¿porqué gestionar la confianza?¿Qué aporta a la mejora de la eficiencia propia y de la organización? Podríamos hablar largo y tendido, porque ser humanistas en nuestro comportamiento tiene unos beneficios personales de bienestar, por ejemplo. Pero asumiendo que vivimos en una sociedad pragmática que necesita de realidades tangibles y resultados directos, me centraré en aquellos resultados que se traducen en mejora de la eficiencia de la actuación sanitaria.




Además de ser los beneficios que dan razón de ser a nuestra Fundación, hilando con ello, humanismo como filosofía, confianza como gran objetivo y mayor eficiencia como gran resultado medible.
Todo esto debe ser, y es, medible; y además mejorable. Se puede aprender, mediante unas metodologías adecuadas que poco a poco iremos debatiendo. Así como las experiencias que ya existen de la aplicación de la misma.


Antonio Burgueño Jerez.
Patrono de la Fundación.
Jefe Desarrollo de Negocio y Calidad Concesiones Ribera Salud

domingo, 8 de abril de 2012

SOBRE VICENTE FERRER

En ocasiones, la vida nos ofrece oportunidades extraordinarias de conocer personas y realidades que nos permiten adquirir conciencia del largo camino que nos queda por recorrer para alcanzar el bien.

Yo tuve la suerte de conocer a Vicente Ferrer en el año 2001. El destino hizo que estuviera en Valencia buscando apoyo en el área de salud donde la Fundación ha desarrollado tantos proyectos. Y tuvimos la oportunidad de firmar un convenio de hermanamiento entre el Hospital de La Ribera y el Hospital de Bathalapalli, el último y más emblemático de los tres centros que la Fundación tenía ya en la provincia india de Anantapur (Kalyandurg, Kanecal y Bathalapalli).

Las palabras que dejó escritas en su firma en el libro de honor del Hospital de La Ribera, ya son en sí, una declaración y un aprendizaje de su humanismo y espíritu de cooperación:
“Los hijos de una madre no son hermanos. Lo son cuando se ayudan el uno al otro”.

Esta visita fue el comienzo de una relación que, en lo personal, me marcó profundamente y ha influido en mis valores y valoraciones de la vida, y en lo profesional, ha sido enormemente gratificante para todos los que en mayor o menor medida, participamos en proyectos de cooperación.

Estar viviendo en las instalaciones de la Fundación en La India, poder ayudar y aportar ideas, líneas de colaboración y estrategias para gestionar sus hospitales y el área de salud rural de la Fundación, fue un regalo del destino que no podré agradecer nunca lo suficiente.

Y profesionales del Hospital de La Ribera pasaron varios meses trabajando en el terreno junto a profesionales de los hospitales de la Fundación, principalmente con el de Bathalapalli, para poder plantear proyectos de colaboración concretos, homogeneizando procedimientos, formando al personal, colaborando en la priorización de necesidades para conseguir mayor impacto en la salud de la población con los recursos disponibles …. Fue una oportunidad única, y me gustaría reconocer la labor de todos los que ofrecieron sus conocimientos, su esfuerzo y sobre todo su tiempo, bien escaso y por ello muy valioso, a favor de esta causa tan hermosa.

En cuanto a los resultados obtenidos, están ahí y pueden valorarse, por lo que no me detendré demasiado. El propio  gobierno indio reconoció nuestra labor mediante un premio otorgado por la protocolización (higiene hospitalaria, y control de residuos).  Y se consiguió en la farmacia de los tres hospitales un ahorro superior a 500.000€ (con lo que esto supone en La India), elaborando una guía farmacoterapeútica moderna y adecuada a sus necesidades, y organizando la compra directa. Un ahorro que podía ser destinado a otros puntos de atención de la población y cubrir mejor sus carencias básicas.

Son algunas de las cosas en las que centramos nuestra cooperación. A cambio ellos a nosotros nos demostraron cuantas cosas superfluas ocupan y enmarañan nuestras vidas, con qué poco podemos ser felices y cuántas cosas se pueden mejorar con pocos medios pero un esfuerzo común y generoso. En definitiva, nosotros nos quejamos por el 5% que nos falta y ellos dan las gracias por el 5% que tienen.

Y el propio Vicente. Verle de cerca, poder hablar con él muchas horas explicándote sus reflexiones, pensamientos y proyectos, con su voz pausada y profunda. Y poder mirarle a los ojos, que transmitían paz y sabiduría y que parecían que radiografiaban tu cuerpo y tu alma. Ha sido una suerte que agradezco profundamente a Dios (al gran relojero de este mundo, como el lo llamaba), porque sé que no estaré nunca  más cerca del concepto de santidad, que en las ocasiones que estuve con Vicente Ferrer.

Aprendimos que de la fe y de la fortaleza de un solo hombre se había levantado una obra que no se puede describir con palabras. Hospitales, escuelas, centros de discapacitados, casas, pozos, red social rural y un larguísimo etcétera, es la obra de una vida y de un hombre que nos ha demostrado la verdadera potencia del ser humano cuando canaliza toda su fuerza en hacer el bien. Ese fue el mayor aprendizaje. Y nos enorgullece saber que el propio Vicente reconoció nuestra colaboración poniendo mi nombre (“sala Alberto de Rosa”) a la planta de hospitalización de traumatología masculina del Hospital. Algo tangible ha quedado de nuestro proyecto.

Tenemos que seguir luchando por la obra que empezó Vicente Ferrer, un español que vivió, amó y ayudó a la humanidad hasta el final de sus días. Algunos de los planes en los que nos pidió colaboración solo se esbozaron, su capacidad de trabajo y de visión de futuro dejó muchos proyectos marcándonos el camino por el que todos debemos seguir. Quiero que todos pensemos que un granito de arena en este caso sí que sirve para hacer enormes castillos de bien. Yo lo he visto. Y nuestro reto es conseguir que su obra continúe. Mi colaboración comenzó cuando dirigía el hospital de la Ribera y en mi actual dirección al frente del grupo Ribera Salud, sigo atento para contribuir en todo lo que pueda mejorar la salud de ese hermano de otra madre que consideramos unido por algo más grande que la sangre: el sueño de Vicente.

Alberto de Rosa. Director General. Ribera Salud grupo

domingo, 1 de abril de 2012

EL EFECTO PERVERSO DE LA SATISFACCIÓN DEL PACIENTE VS LA CONFIANZA COMO ESENCIA DE LA MEDICINA


En las últimas décadas, las organizaciones sanitarias han  apostado por gestionar la calidad de la asistencia sanitaria. Se inició un camino donde se aceptaron como buenos los diferentes modelos existentes y que estaban dando buenos resultados en otros sectores industriales. Que nadie se equivoque, soy firme defensor de la necesidad que tenemos en la sanidad de importar, si se me permite la expresión, know how de otros sectores so pena de pecar de endogámicos.

Lo cierto es que al importar modelos de calidad que han funcionado en otros sectores, una de las prácticas que se empezaron a realizar, fue la de conocer y medir cual era la opinión del paciente ante la experiencia de su proceso asistencial y sus factores determinantes.

Supuso sin duda un gran avance, pues se trataba de conocer cuál es el resultado del trabajo de las organizaciones sanitarias en general y, del trabajo asistencial en particular. Desde mi punto de vista el error esta en medir dicho resultado en términos de satisfacción del paciente y obviar que la atención clínica ya tenía su propio parámetro de medida: La  confianza. Esto es algo más que un mero juego semántico.

La satisfacción parte de la reflexión de que se deben superar las expectativas del paciente. Y esas expectativas, a medida que la sociedad dispone de más información y criterios, se han ido convirtiendo en más exigencias. En mi opinión, nos hemos equivocado en sustituir la confianza por la satisfacción. Las exigencias en este sector se traducen en más pruebas diagnosticas (por cierto, no hace tanto conocidas como pruebas complementarias), tratamientos farmacológicos, estancias innecesarias…). Incremento de gasto y dudosa mejora del resultado clínico. La pregunta es: ¿se pueden gestionar y regular las expectativas?¿Y si estamos por debajo??

Sin embargo, la confianza está en la esencia de la propia medicina: El objetivo del profesional es generar una relación de confianza con los pacientes, y se logra cuando se aúna conocimiento técnico y trato humano. Tal y como escribió el Dr. Laín Entralgo, “el profesional que cuenta con la confianza de su paciente es en sí mismo terapia, mucho antes del diagnóstico”. En palabras del Dr. Gracia, “La relación médico-paciente es un intercambio equilibrado entre valores (Humanismo) y hechos (Técnica). Los valores son la parte más importante del ser humano, y una gran parte del acto médico, cuanto menos al nivel de los hechos”.

Pero, ¿Qué entendemos por confianza? Desde nuestro punto de vista, la confianza es la consecuencia de un proceso continuo de percepción de algo o alguien consecuencia de unas conducta determinadas observadas por los demás y que puede ser influenciada por ideas previas. La conducta ética es la mejor de las conductas posibles, a la medida de la condición humana, la cual presenta un carácter natural que permite distinguir entre comportamientos naturalmente buenos y naturalmente malos.

Hago hincapié en el concepto de percepción. Guste o no, la confianza es una percepción subjetiva, lo que no implica que no sea trabajable y mejorable.

Pero, ¿cómo mejorar la confianza? Si queremos mejorar la confianza debemos desglosarla en áreas de intervención, entender sus condicionantes y trabajar las competencias y habilidades. Planteamos un modelo esquemático que en próximos post iremos desglosando y profundizando este planteamiento.


Antonio Burgueño Jerez @Burjerez
Patrono Fundación Pro Humanización y Eficiencia