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lunes, 1 de febrero de 2016

NO SABER DE QUÉ ESCRIBIR..Y ESCRIBIR SOBRE ELLO. UNA CURIOSA PARADOJA


Publicado en Sanifax 1 de febrero de 2016

Primer lunes de mes y primera tribuna de este año. Como no puede ser de otra manera mis mejores deseos para todos (disculpen que no pongan lo de todas pero mis profesores me enseñaron que al poner todos incluía los dos géneros. Si la cosa ha cambiado sin enterarme ruego perdonen mi ignorancia). 
Entrando en materia les tengo que confesar que no he encontrado tema relevante sobre el cual escribir este mes. Paradójicamente esa circunstancia se ha convertido en el tema de reflexión principal de esta tribuna. Porque la siguiente pregunta que uno se hace después de llegar a tan nefasta conclusión es, al más puro estilo de Mourinho: ”¿por qué?”
Mucho me temo que la principal causa es que no termino de ver hacia donde van las políticas sanitarias. Tan sólo atisbo decisiones y acciones que apuntan en ocasiones hacia un volver hacia atrás, en otras ocasiones movimientos zigzagueantes. El efecto de las mareas no pudo estar mejor puesto: al llegar la ola arrasa con todo, y al retroceder se lleva tras de sí cualquier cambio para que todo vuelva a estar en su sitio. Igual que desaparece el castillo de arena que el niño hizo con tanta ilusión a la orilla del mar y que al subir la marea el oleaje en pocos minutos lo hace desparecer.
Pero ese querer que todo permanezca, respetable como cualquier otra opinión, contrasta con los mensajes de avances, de querer cambiar las cosas; del sempiterno debate de la cronicidad y la necesaria adaptación a esa realidad; del debate de la necesaria gestión de la innovación y la tecnología; de la solución a la integración de lo social y lo sanitario (con coordinar de momento ya es un paso); la política de introducción de nuevos fármacos. Y lo más preocupante: el modelo de financiación de la sanidad. Porque en épocas de bonanza o economía creciente se oculta en parte el problema, pero cuando el ciclo se torna negativo la sostenibilidad del sistema se tambalea.
Y si se hacen cosas, no digo lo contrario, pero lo percibo como un conjunto más o menos amplio de acciones más o menos conexas. Para ser justos si cabe destacar la iniciativa del IDIS de la interoperabilidad para lograr que la historia sea del paciente y pueda ser utilizada allá donde el ciudadano es atendido, público o privado. Un camino que podría llevar a resolver otro de los grandes problemas con los que se encuentra el ciudadano de a pie como es el de sentirse extranjero (sanitariamente hablando) cuando cambia de una comunidad autónoma a otra y sus tratamientos y acceso a la sanidad se ve limitado o cuanto menos lleno de trabas.
Es cierto que está encima de la mesa el debate de la prescripción enfermera, que se ha convertido en “casus belli”. Pero de ello ya he hablado algo y entiendo había que abordarlo desde sus verdaderas raíces, pues desde mi punto de vista el problema arranca de una ausencia de modelo de recursos humanos claro. Esta todo basado en complejísimas leyes y normas más centradas en establecer las reglas de juego de los derechos y retribuciones de los profesionales (cosa de importancia vital), pero insuficiente a todas luces. Se hace imprescindible, entiendo, dibujar e implantar un enfoque moderno de recursos humanos que estableciera cuestiones como funciones generales, definición de puestos de trabajo (Quien hace que), competencias técnicas y habilidades necesarias para el desempeño de cada puesto, que necesidades formativas son necesarias por tanto, como se va a evaluar el cumplimiento de lo establecido y, por último, cual es la política retributiva y la cuantía a remunerar. Con seguridad en más de una organización esto se haga, pero entiéndase mi reflexión desde una visión de conjunto y desde mi percepción.
Y no quiero parecer catastrofista, porque nuestra sanidad funciona, tiene muy buenos niveles en todos los aspectos en general. Los profesionales en su conjunto son buenos y hacen una buena sanidad dentro del marco que se les da. Pero no voy a caer en la autocomplacencia de que tenemos el mejor sistema sanitario de no sé dónde, porque nos falta mucho camino que recorrer, y hay que hacerlo sabiendo porque camino ir, sabiendo que pasos hay que dar antes que otro.
Tengo que confesar que después de escribir esta reflexión parece ser que si se me ocurren muchas cosas de que escribir. Tenemos mucho 2016 para ello. 


Antonio Burgueño Jerez




lunes, 23 de noviembre de 2015

La apuesta por la profesionalización de la gestión en la Comunidad de Madrid: Un hecho histórico…pase lo que pase

(Tribuna El Primer Lunes… Sanifax 2 de noviembre 2015)

Otro nuevo lunes primero de mes y otro mes que pasa de este convulso 2015. Como suele pasar los octubres y noviembres suelen venir plagados de actos, decisiones o actuaciones que los hacen muy interesantes. Un tanto cargado para los medios de comunicación. Tanto es así que en este medio, es la sección “avispero” (la última en orden documental pero de las primeras a la hora de leer el Sanifax…reconozcámoslo…), se pedía aquello de “¡¡¡organización!!”. Propongo un comité organizador de agendas para actos en el sector de la sanidad…ahí lo dejo.
Hemos leído este mes que aumenta la demanda de asistencia sanitaria, los médicos en pie de guerra aprovechando que el Guadiana pasa por las elecciones, las enfermería buscando un nuevo marco de actuación y un modelo diferente de organización, centrado en la cuestión de la prescripción (desde mi punto de vista no es el tema más crítico ni la cuestión clave)… y con la guerra montada también contra un gobierno que estaba entre la espada y la pared en el asunto de la prescripción enfermera.
Aunque quizás entre lo más trascendente que ha acontecido se encuentre el acuerdo al que han llegado los partidos políticos de la Asamblea de la Comunidad de Madrid para legislar la profesionalización de la gestión sanitaria. Lo meritorio es que además es a propuesta de la oposición. Me congratulo por ello, consciente de que lo ocurrido es sólo el principio, pues queda mucho por ver y mucho por desgranar, obviamente Pero hay un principio de remar todos juntos hacia un fin que la unanimidad de la Asamblea lo ve prioritario.
Y me congratulo también porque no podemos seguir presenciando como los gestores de nuestras organizaciones sanitarias dependen del color de los votos para seguir o no ejerciendo su trabajo, desperdiciándose toda la experiencia acumulada.
Porque la función directiva es un puesto esencialmente técnico que requiere de unos conocimientos, disciplinas y habilidades que están englobados en lo que se puede denominar las ciencias empresariales, o del management (¡Qué admirable habilidad tienen los anglosajones para decir mucho con pocas palabras!), que son las que se aplican en la gestión de las organizaciones sanitarias, con independencia de su titularidad pública o privada.
Hechas las merecidas alabanzas al hecho permítanme empezar a pensar en la letra pequeña… o al menos no tan gruesa. Y de esa reflexión surgen los primeros interrogantes: ¿Cuáles van a ser los criterios objetivos que determinen cual es el mejor gestor?¿Van a ser los mismos para todos los tipos de centros?¿Se van a considerar factores básicos de un buen gestor como son sus habilidades (liderazgo, gestión de equipos, delegación, comunicación interpersonal.. y un largo etc)?¿Cómo se refleja esto en una ley?¿Va a seguir manteniéndose ligar la posibilidad de ser director a tener algún tipo de formación universitaria muy concreta?¿Y a ser funcionario de carrera?¿Y qué va a  pasar con los gestores actuales?¿tendrán que pasar revalida?.  Y si hablamos de mayor independencia de gestión, ¿es posible en el marco legislativo actual? ¿Habrá que modificar otras normativas para poder hacerlo efectivo?...
No me gustaría se me entendiera esta reflexión desde el negativismo por puntualizar la complejidad de las múltiples aristas que el reto de la profesionalización supone. Quiero por ello insistir en mi felicitación por la iniciativa y por el consenso en la Asamblea de Madrid. Y deseo que continúe cuando se llegue a la letra pequeña. Es mucho presupuesto el que se gestiona desde un despacho de un directivo de una organización sanitaria, con una responsabilidad altísima sobre miles de profesionales en los hospitales más grandes (cientos en los más pequeños), con la responsabilidad última de la asistencia que se le presta a miles de ciudadanos… y todo por una contraprestación económica que dista mucho de ser proporcional a ello.
Una recomendación si se me permite para despejar interrogantes y seguir avanzando todos en la misma dirección: pregunten a los equipos directivos. Les puedo asegurar que hay bastante quorum en lo que debe hacerse, con independencia de los colores políticos, porque la gestión de los centros sanitarios no lo tiene. Con seguridad también se congratulan de esta apuesta, y estarán tan ilusionados como expectantes a que estas incógnitas se vayan despejando. Y que de paso, como se suele decir, que cunda el ejemplo.

Antonio Burgueño Jerez

viernes, 9 de octubre de 2015

TEMPERATURAS QUE NO BAJAN Y EL INEVITABLE FRENTE TORMENTOSO DE LOS PROFESIONALES EN LA SANIDAD PÚBLICA

Otro nuevo lunes primero de mes y ya el verano queda muy lejos, no tanto por la temperatura climatológica, que desciende progresivamente, sino por la temperatura política. Se sostiene a unos niveles elevadísimos con nubarrones ya cercanos que nos van dejando tormentas intermitentes y muy intensas.

Si nos centramos en el mapa político-sanitario la cosa no pinta mejor. Si bien se percibe cierta “calma chicha” desde que parece que la tendencia es a que las cosas no cambien en esencia. Parece que las grandes reformas para la sostenibilidad del sistema ya no son tan urgentes porque una mejora económica conlleva el aumento de los ingresos públicos y, con ello, algo más de presupuesto para sanidad. Mientras que estamos en estas, un jarro de agua fría en formato informe: la OCDE avisa que el modelo sanitario actual es insostenible.

Desde que empecé en este lío de la sanidad a principios de los años 90, el debate sobre la “insuficiencia financiera” era ya un clásico. Cuestión está que sigo sin entender, pues los recursos siempre escasos (limitados si se prefiere) es, precisamente, la razón de ser de la gestión de cualquier actividad. Salvo que la misma no requiera de dinero, y no se me ocurre ninguna…

Me quiero centrar en uno de los motivos por los que entiendo que el sistema aguanta el tirón: Los profesionales sanitarios. Nuestro sistema funciona bien en lo que atención sanitaria se refiere por muchos motivos, y a la vez es insostenible por otros muchos. Dando la vuelta a la reflexión, el mismo va aguantando el tirón porque, entre otras muchas cuestiones, los profesionales, principal coste del sistema, vienen aceptando menores ingresos a cambio de mayor estabilidad laboral, tal vez una plaza de por vida. Y en ese marco, de mayor o menor satisfacción personal, se aguanta porque lo que se obtiene compensa lo que se da… o lo que se sacrifica. Esta cuestión es fundamental porque las decisiones personales son la base de la economía. Pero cuando lo que se recibe no es lo esperado, es decir, el sacrificio del menor ingreso no compensa porque se esfuma la estabilidad laboral ni existe un marco profesional de desarrollo satisfactorio, la cosa cambia.

En esta reflexión se enmarca algunas cuestione que venimos leyendo este mes: se avanza hacia el Decreto Ley que permite la prescripción de la enfermería y los médicos se enfadan, a su vez estos rompen con el Ministerio porque no cumplen unas legítimas demandas que, de aceptarse, difícilmente se podría sostener el sistema, aluvión de cambio de cargos en hospitales como consecuencia del cambio de Gobiernos Autonómicos, etc.

Entrando un poco más en detalle en el tema de la enfermería, que es una pieza clave para que las cosas funciones en la atención al paciente, el colectivo busca dibujar un papel diferente que se supedite cada vez menos a la labor del médico y tenga su propia identidad. Para lograrlo debe encontrar su modelo, y caminar hacia él, rompiendo paradigmas y mirando hacia el futuro, cuestión esta que difícilmente se realizará en un modelo sanitario que no termina de soltar rémoras del pasado. Porque los mismos profesionales irónicamente luchan porque así sea. Un galimatías de difícil solución (que no imposible) que me disculpen si no lo he reflejado con claridad, pues tampoco yo termino de entenderlo. Es más, cada vez entiendo menos. Encaja aquí otro galimatías, esta vez lingüístico: Creía saber lo que no sabía, hasta que descubres que ni eso”.

Esperemos a que escampe. Mientras tanto recomiendo un buen paraguas, a refugiarse si es posible, y esperar a ver que nos depara este mes. De momento en la Fundación Economía y Salud vamos a debatir este asunto en Alicante durante un par de días este mes. Se me antoja interesante y constructivo. Con seguridad “lo que no se” será un poco menos después.

Antonio Burgueño Jerez




lunes, 7 de septiembre de 2015

LA APUESTA POR EL HUMANISMO DESDE LOS GOBIERNOS AUTONÓMICOS. MI REFLEXIÓN AL RESPECTO

(Tribuna "El primer lunes..") publicada en Sanifax, 7 de septiembre de 2015)

Recibo hace unas semanas, con un doble sentimiento de alegría y preocupación, la noticia de que los Gobiernos de dos Comunidades Autónomas queridas por mí, Madrid y Castilla la Mancha, han decido darle al Humanismo carácter de Dirección General. Al margen del nombre del cargo en cuestión, han decidido apostar por el humanismo. Sabia decisión, en tanto en cuanto la medicina actual compagina las mayores cotas de eficacia de toda la historia de la humanidad en el tratamiento de las enfermedades y sus consecuencias. Y, sin embargo, se desarrolla en una sociedad en la que la queja mayor es la deshumanización. Extraña paradoja.. o no tanto.

Quien me conoce sabe que soy un humanista convencido, impulsor de proyectos en este marco, formador cuando me dejan, estudioso del tema cuando puedo y escritor sobre el mismo, cuando puedo también. Y saben que lo hago desde hace ya cerca de 20 años.

Mi condición de gestor, como gusta denominarse a quien trabaja en la búsqueda de crear organizaciones sanitarias eficientes y lo más confiables posible para quienes las integran y para quienes reciben sus servicios, me hace tener un acercamiento al humanismo desde la búsqueda del entendimiento de la labor del clínico y de la realidad del paciente. Visión esta humanista que parte del entendimiento del otro. Entiendo que es la única manera para lograr determinar el objetivo de una organización sanitaria y el camino a seguir y, sobre todo, la forma de hacerlo.

Dicho esto no hace falta explicar más porque me alegro de dichas decisiones, pero si he de profundidad en la otra parte de mi reflexión: en el porqué de mi preocupación.
Hay conceptos que de tanto usarse se van vaciando de contenido. Y el humanismo es, sin duda uno de esos casos. Salvo para pequeños grupos de profesionales, cada vez que se habla de este concepto para referirnos del trato al paciente más cercano, basado en la amabilidad (simplificando para no extenderme en demasía). Visión que lo convierte en la guinda del pastel, en un adorno. Y no es que eso no sea importante. Es que es fundamental. Pero eso, en mi opinión, es insuficiente, pues es simplemente educación o respeto a los semejantes.

La Academia de Medicina Francesa tiene una frase muy descriptiva que reproduzco por su interés: “El humanismo no es una virtud que deba aplicarse sobrepuesta a la medicina. Le es consustancial. La medicina debe constituir un modelo de humanismo para nuestros tiempos”.

Ya decía Gregorio Marañón, que el humanismo es una actitud ante la vida. Coincido con él. El humanismo es una forma de entender y guiar nuestro comportamiento, el cual debe reflejarse en todo lo que hacemos: Es lo que denominé en su momento como "humanismo cotidiano", porque hunde sus raíces en los valores humanos, los cuales son la esencia de nuestra forma de pensar y actuar y, por tanto, la clave de toda actuación del ser humano. Son condicionantes personales que, junto a la personalidad, conductas, actitudes y sentimientos y emociones conforman nuestra esencia como personas.

Pero es otro de los grandes exponentes del humanismo en nuestro país, D. Pedro Laín Entralgo quien “pone el dedo en la llaga”. Afirmaba, y en pocas palabras, que el buen médico es aquel que genera confianza en su paciente, y que para lograrlo era imprescindible que compaginara a partes iguales saber técnico y saber humanista. Con permiso de D. Pedro, extiéndase dicha reflexión al conjunto de profesionales que hacen posible la prestación de servicios sanitarios y se podrá hablar entonces de organizaciones humanistas.

No es fácil lograrlo, pero se puede avanzar hacia ello mediante el conocimiento y metodologías propias de la gestión empresarial, que también se aplican con mayor o menor dificultad en organizaciones públicas, evidentemente. Y muy importante, destiérrese el concepto satisfacción para medir el efecto de nuestro trabajo y retómese el concepto confianza. También para medir la realidad y compromiso de los profesionales con sus organizaciones. Entonces estaremos acercándonos a un concepto humanista más enriquecido, y con repercusión en la eficiencia de la sanidad, sin duda. Y digo acercándonos, porqué aún tiene mayor riqueza que lo que se reflexiona en estas líneas.

Esta forma de entender el humanismo está alcanzando mayores cotas de desarrollo fuera de nuestras fronteras que dentro, bajo la premisa de la necesidad de aplicar técnica y humanismo en la labor de atención a las personas, especialmente si están enfermas. Por todo ello, me congratulo cada vez que surge una iniciativa humanista en este país, cuna de grandes humanistas médicos.


Antonio Burgueño Jerez


jueves, 9 de julio de 2015

CAMBIOS DE GOBIERNOS Y LA OPORTUNIDAD DE DESPOLITIZAR LA DIRECCION DE LOS CENTROS SANITARIOS. Una reflexión desde “el posibilismo”, no desde el “idealismo”

(Publicado en Sanifax 6 junio 2015)

Otro primer lunes de mes, y esta vez poco queda de lo mismo, al menos en el ámbito político. Después de los convulsos resultados de las elecciones municipales y autonómicas este mes se ha ido aclarando la foto de quien gobierna donde y con quien. Y en cascada vamos conociendo los nombres de los nuevos responsables autonómicos de sanidad. Siguiendo ese efecto cascada, ahora estamos pendientes, además de algunos consejeros, de los nombres que ocuparán cargos en las diferentes Viceconsejerías y Direcciones Generales.
Hasta ahí todo muy normal y muy correcto, o incorrecto, según se mire. No entro en ello. Lo que me preocupa y pongo el acento en ello, es el que se vuelva a cometer el error de cambios de equipos directivos tan sólo por razones de color político. Tentación en la que no debe caerse, como bien decía Joaquin Estevez, Presidente de SEDISA.
Dirigir un centro sanitario no es cuestión baladí y al margen de presupuestos millonarios que se manejan, hay algo mucho más delicado que es la salud de los pacientes, o mejor dicho, el buen curar de los pacientes, o al menos el bien mejorar, si es que el curar no está en nuestras manos.
Porque la tarea del profesional clínico está muy condiciona por la organización en la que desarrolla su trabajo. Una organización que le permita ser eficiente y que le permita trabajar, entre otras cosas, con la máxima seguridad hacia el paciente. Cuestión esta imposible sin una implicación de la dirección.
Soy el primer defensor de la necesidad de ir metiendo sabia nueva en la dirección de entidades sanitarias, pero no por meras cuestiones políticas, ni de edad, ni de tiempo en el cargo. Más bien las renovaciones deben serlo por desempeño y valía. Porque la dirección de los centros sanitarios es una función esencialmente técnica. Algunos me dirán que siempre que ha habido cambios de color político se han cambiado los directores de los centros sanitarios, pero sin duda estamos ante una oportunidad de hacer las cosas bien. Porque si no corremos el riesgo de pasarnos otros 20 años, al menos, debatiendo sobre la necesaria despolitización de la gestión sanitaria.
En estos momentos, en los centros sanitarios de este país hay muy buenos, buenos, malos y mediocres directivos. “De todo como en botica” y como en todo colectivo que se precie. Como no he hecho un estudio serio no pongo porcentajes, que cada cual haga su reflexión. Pero lo que si es cierto es que no existe (como en tantas cosas) una metodología para la selección de equipos directivos. De momento no tenemos un perfil competencial, ni un perfil de evolución de una carrera que garantice que el candidato tiene la experiencia necesaria para la responsabilidad a asumir.
Estamos estancados en el debate si un médico debe ser el director o no, si nos sorprendemos porque la enfermería asuma tareas de dirección o si ponemos a profesionales de la gestión (Licenciados en Ciencias empresariales y de la dirección) en dicho cargo. O planteamos colocar en dicho puesto a un ingeniero. Reivindico esta cuestión por interés propio, pues tal vez mi condición de licenciado en ciencias empresariales no me permita entender que relación directa tiene la medicina, y su amplio conocimiento para sanar, con los conocimientos y habilidades necesarios para dirigir un centro. Una cosa es curar pacientes y otra cosa es dirigir el centro sanitario. Requiere de habilidades y conocimientos diferentes. Lo que no quita que individuos puedan tener los conocimientos y habilidades para desempeñar ambas tareas. Pero eso no puede derivar en una correspondencia biunívoca.
Creo compartir este diagnóstico con la gran mayoría de los lectores, pero no voy a cometer el tradicional error de quedarme ahí. Pues la pregunta del millón es “cómo”. No soy partidario de afirmaciones conformistas del tipo “ya está todo inventado”, pero en este caso sí que hay un conocimiento y método que los profesionales de la selección de directivos aplican (también para la contratación de directivos en el sector privado). Básicamente es esencial: conocer bien la organización; definir las funciones y tareas y competencia principales del puesto; definición del perfil del candidato; establecer una estrategia de búsqueda; investigación; evaluación y entrevistas, selección de una terna; selección definitiva y seguimiento inicial. Y cada paso requiere su técnica y su saber hacer. Total nada. Todo muy lejos del cambio por el color político y las consecuentes incorporaciones principalmente por el mismo motivo, aunque en segundo plano también se puedan tener en consideración otros criterios.
Es momento de cambio, de hacer las cosas diferentes, de hacerlas mejor. No sólo los gobiernos que han cambiado. Hágase extensivo a todo el ámbito público.
Como miembro de la junta directiva de NUGESAN dejo aquí el testigo, por si quiere ser recogido, y para todos aquellos que quieran recogerlo. Cuestionarse como hacer las cosas para mejorar es el mensaje esencial de NUGESAN (Nueva Gestión Sanitaria) y su razón de ser. 

Antonio Burgueño Jerez

lunes, 11 de mayo de 2015

HUYENDO DE LO NEGATIVO TAMBIÉN EN LA POLÍTICA Y ANTE LAS ELECCIONES QUE SE APROXIMAN: BUSCANDO UN "PUNTO Y ADELANTE"

(Publicado en Sanifax 4 de mayo de 2015)

Otro lunes primero de mes. Las novedades hay que buscarlas en lo político, pues a nadie se le escapa que los acontecimientos de abril están ya en clave electoral. Una locura informativa para convencernos de a quien es mejor votar. O a cual no votar, por el cruce de acusaciones que “aburren al más pintao”. Lo llaman el juego democrático. Pues vale.
No voy a entrar en valorar a los políticos ni de uno ni de otro lado. Prefiero girar el objetivo y mirar hacia la sociedad, hacia todos los que la constituimos. Habitualmente les pedimos a los decisores políticos que solucionen nuestros problemas, les acusamos de creárnoslos, les atribuimos en definitiva un poder en nuestras vidas que ni creo que lo quieran ni creo que sea objetivo.
Como sociedad vivimos en una cultura que aceptamos como bueno conceder a terceros el poder de decidir nuestro propio futuro. Y no hay nada más tremendo que eso. Quizás pueda existir en nuestra cultura un cierto aire de conformismo que nos hace comportarnos en una línea que nos impide tomar decisiones que se salgan de la línea marcada.
Vivimos en una sociedad que mira más hacia afuera que hacia adentro de nosotros mismos, que minusvalora el esfuerzo individual por superarse uno mismo y crecer con cada dificultad a la que nos enfrentamos, porque huimos de los problemas y con ello de los retos, esperando que los problemas los resuelvan los demás. Porque tendemos a escoger el camino más fácil aunque sea el que menos nos aporte. Contradictoriamente el camino difícil suele ser el que más nos hace crecer como individuos y el más ilusionante. Minusvaloramos la ilusión y los sentimientos y los ponemos por debajo del factor económico en nuestras vidas. Sueldos, incentivos económicos… lo que nos hace personas se ha relativizado hasta pasar a un segundo plano en lo profesional.
Vivimos en una sociedad que ensalza lo negativo, y lo político tal vez sea el máximo exponente, pero no es exclusivo de ello. Me viene a la memoria el libro” grandeza para cada día“  de Stephen R.Covey. Para el autor, no debemos dejar que el ruido de una minoría ahogue el bien que nos rodea. Porque lo negativo destaca y centra nuestra atención mucho más que lo positivo, así lo afirman, entre otros, Daniel Khaneman, psicólogo premio Nobel de Economía. Llega a afirmar que nuestro cerebro está preparado, como el de los animales, por un instinto de supervivencia, para detectar con rapidez las amenazas y lo negativo, y con ello poder reaccionar. Es por ello que tendemos a destacar siempre lo negativo de las circunstancias y de las personas.
A veces tiene que ocurrirnos un golpe duro en la vida para poner un punto y final o un punto y seguido. O un punto y adelante, como escribía brillantemente mi amiga Gemma Cobos: “En la vida, como en la costura, siempre hay que echar "un punto y adelante". De esta forma cada instante se transforma en algo nuevo creado por uno mismo. Poder observar como tus ideas se plasman en algo material dando el producto deseado, hace que uno mismo se sienta desarrollado y orgulloso de lo que está creando”
La mejora y el cambio empiezan por uno mismo. "Todo el mundo piensa en cambiar la humanidad, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo”. Tal vez tenga que ser un revés en la vida la que nos centra en lo mucho positivo que tenemos dentro y de lo que nos rodea. Que nos hace ver que el sentirse bien con uno mismo aumenta nuestra auto confianza, y que es desde ahí y no al contrario lo que nos lleva a generar confianza y positivismo a nuestro alrededor, logrando así cambios positivos en lo que nos rodea. De vivir con ilusión y de generar ilusión…a los que me quiera acusar de idealista les digo que aciertan, porque cuando no tienes ideales aceptas que los demás, políticos o no, dirijan nuestras vidas. Votemos cada cual lo que crea que debe, pero pensando en lo que supone el rol del político, y no atribuyéndoles más responsabilidades ni más protagonismo en nuestras vidas que el que objetivamente tienen.

Antonio Burgueño Jerez



viernes, 24 de abril de 2015

El Modelo HCRIM de medición del Sistema de Gestión de Riesgos Asistenciales para la Seguridad al Paciente

Es esencial abordar la gestión de riesgos asistenciales y, por tanto, la seguridad al paciente desde una óptica de centro sanitario como sistema organizativo y desde una visión sistema de gestión para la seguridad al paciente. Y debe partir de una evaluación que nos aporte un diagnóstico cuantificado de cada uno de sus componentes, lo que facilitará la priorización de la toma de decisiones en este aspecto..

Bajo ese prisma y desde la visión del proceso paciente, en Enclave Salud iniciamos el proyecto Galton para el análisis y mejora de la gestión del sistema de gestión de riesgos asistenciales y la seguridad al paciente.

Y de ahí nace la herramienta de evaluación HCRIM, necesaria para poder proceder a una evaluación cuantificada de los sistemas de gestión de riesgos sanitarios que los hospitales desarrollan, tanto en el ámbito público como en el privado.




Parte de la visión del proceso paciente que lleva a identificar 15 subprocesos que habitualmente se conocen como áreas hospitalarias (consultas, urgencias, etc). En cada uno se han identificado los fallos potenciales así como 8 factores a nivel general del centro, y se le han contrapuesto más de 530 barreras para reducción del riesgo.

Los factores de riesgo se han ponderado para dar un valor máximo de riesgo que se contrarresta con los valores asignados a cada barrera que se aplica.


De esta manera se obtiene un resultado unificado, susceptible de ser analizado por áreas o por tipos de medidas, riesgos, entre otras posibilidades. Se convierte en una guía de priorización de acciones a realizar en un campo tan fundamental como es el de la calidad asistencial. Iremos desarrollando estos y otros planteamientos así como poniendo encima de la mesa elementos para el debate.